VRKASURA SIVA

“Nārāyana libera al Señor Siva de el demonio Vrkāsura”

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En cuanto a las bendiciones que dan semidioses como el Señor Śiva, existe el siguiente incidente histórico que citan los grandes sabios. Una vez, el Señor Śiva, después de bendecir a un demonio llamado Vṛkāsura, el hijo de Śakuni, se vio atrapado en una situación muy peligrosa. Vṛkāsura buscaba una bendición, y trataba de decidir a cuál de las tres deidades regentes debía adorar para obtenerla. Mientras tanto, ocurrió que se encontró al gran sabio Nārada, y consultó con él a quién debía acercarse para conseguir resultados rápidos de su austeridad. Él preguntó: «De las tres deidades, es decir, el Señor Brahmā, el Señor Viṣṇu y el Señor Śiva, ¿cuál se satisface más rápidamente?». Nārada pudo darse cuenta del plan del demonio, y le aconsejó: «Lo más prudente sería adorar al Señor Śiva; así conseguirás rápidamente el resultado deseado. El Señor Śiva se complace muy rápidamente y también se desagrada muy rápidamente. Así que trata de complacer al Señor Śiva». Nārada también citó ejemplos según los cuales demonios como Rāvaṇa y Bāṇāsura se habían enriquecido con grandes opulencias, tan solo por satisfacer al Señor Śiva con oraciones. Como el gran sabio Nārada estaba consciente de la naturaleza del demonio Vṛkāsura, no le aconsejó que se acercara a Viṣṇu ni al Señor Brahmā. Las personas como Vṛkāsura, que se encuentran bajo la modalidad material de la ignorancia, no pueden perseverar en la adoración de Viṣṇu.

Después de recibir la instrucción de Nārada, el demonio Vṛkāsura fue a Kedāranātha. El lugar de peregrinaje de Kedāranātha aún existe cerca de Cachemira. Casi siempre se encuentra cubierto de nieve, pero parte del año, durante el mes de julio, es posible ver a la deidad, y los devotos van allí a ofrecer sus respetos. Kedāranātha es para los devotos del Señor Śiva. De acuerdo con un principio védico, cuando a las deidades se les ofrece algo de comer se les ofrece en un fuego. De manera que, en toda clase de ceremonias se requiere de un sacrificio de fuego. En los śāstras se afirma específicamente que a los dioses hay que ofrecerles la comida a través del fuego. El demonio Vṛkāsura fue, pues, a Kedāranātha, y encendió un fuego de sacrificio para complacer al Señor Śiva.

Después de encender el fuego en el nombre de Śiva, comenzó a ofrecer su propia carne, cortándola de su cuerpo, de manera de complacer al Señor Śiva. He ahí un ejemplo de adoración bajo la modalidad de la ignorancia. En el Bhagavad-gītā, se mencionan diferentes tipos de sacrificio. Algunos sacrificios se encuentran bajo la modalidad de la bondad, algunos se encuentran bajo la modalidad de la pasión, y otros se encuentran bajo la modalidad de la ignorancia. Existen diferentes clases de tapasya y de adoración, debido a que existen diferentes clases de personas en este mundo. Pero el tapasya máximo, el cultivo de conciencia de Kṛṣṇa, es el yoga más elevado y el más elevado sacrificio. Como se confirma en el Bhagavad-gītā, el yoga más elevado es pensar siempre en el Señor Kṛṣṇa que se encuentra en el corazón, y el sacrificio más elevado es realizar el saṅkīrtana-yajña.

En el Bhagavad-gītā se declara que los adoradores de los semidioses han perdido su inteligencia. Como se revelará luego en este capítulo, Vṛkāsura quería satisfacer al Señor Śiva en pos de un objetivo materialista de tercera clase, temporal y carente de verdadero beneficio. Los asuras, o personas que se encuentran bajo la modalidad de la ignorancia, habrán de aceptar esas bendiciones de los semidioses. En completo contraste con ese sacrificio que está bajo las modalidades de la ignorancia, el proceso de arcanā-viddhi, de adoración del Señor Viṣṇu, o Kṛṣṇa, es muy sencillo. El Señor Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā que Él acepta de Su devoto hasta una pequeña fruta, una flor o un poco de agua, que cualquier persona, pobre o rica, puede reunir. Desde luego, se supone que aquellos que son ricos no van a ofrecerle al Señor solo un poquito de agua, un pedacito de fruta o una hojita. Un hombre rico debe de ofrecer de acuerdo con su posición, pero si ocurre que el devoto es un hombre muy pobre, el Señor aceptará incluso la ofrenda más escasa. La adoración del Señor Viṣṇu o Kṛṣṇa es muy sencilla, y cualquier persona de este mundo puede ejecutarla. Pero la adoración que se encuentra bajo la modalidad de la ignorancia, como lo exhibió Vṛkāsura, no solo es muy difícil y dolorosa, sino que además es una inútil pérdida de tiempo. Por lo tanto, el Bhagavad-gītā dice que los adoradores de los semidioses están desprovistos de inteligencia; su proceso de adoración es muy difícil y, al mismo tiempo, el resultado obtenido es fluctuante y temporal.

Si bien Vṛkāsura continuó su sacrificio durante seis días, no obstante no pudo ver personalmente al Señor Śiva, lo cual era su objetivo; él quería verlo cara a cara y pedirle una bendición. He ahí otro contraste entre un demonio y un devoto. Un devoto confía en que el Señor acepta todo lo que él le ofrece a la Deidad mediante servicio devocional pleno; pero un demonio quiere ver cara a cara a su deidad venerable, de manera de poder recibir directamente la bendición. Sin embargo, un devoto no adora a Viṣṇu o al Señor Kṛṣṇa por bendición alguna. En consecuencia, el devoto recibe el nombre de akāma, libre de deseos, y un no devoto recibe el nombre de sarva-kāma, o «que todo lo desea». El séptimo día el demonio Vṛkāsura decidió que debía cortarse la cabeza y ofrecerla para satisfacer al Señor Śiva. Así pues, se bañó en un lago cercano, y sin secarse el cuerpo ni el cabello, se dispuso a cortarse la cabeza. De acuerdo con el sistema védico, el animal que va a ofrecerse en sacrificio tiene que primero ser bañado y mientras se encuentra húmedo, es sacrificado. Cuando el demonio se estaba disponiendo así a cortarse la cabeza, el Señor Śiva sintió mucha compasión. Pero esa compasión es un síntoma de la cualidad de la bondad. El Señor Śiva recibe el nombre de triliṅga. Por consiguiente, el hecho de que él exhibiera una naturaleza compasiva, es un signo de la cualidad de la bondad. Sin embargo, esa compasión se encuentra presente en toda entidad viviente. La compasión del Señor Śiva se despertó, debido a que el demonio estaba ofreciendo su carne al fuego del sacrificio. Esa es una compasión natural. Incluso si un hombre común ve a alguien que se dispone a suicidarse, es su deber tratar de salvarlo. Él lo hace automáticamente. No hay que suplicárselo. Así pues, cuando el Señor Śiva salió del fuego para evitar que el demonio se suicidara, no era por hacerle un gran favor.

Gracias al toque del Señor Śiva, el demonio se salvó del suicidio, sus heridas corporales sanaron de inmediato, y su cuerpo se volvió como antes. Luego, el Señor Śiva le dijo al demonio: «Mi querido Vṛkāsura, no tienes que cortarte la cabeza. Puedes pedirme cualquier bendición que desees, y yo habré de cumplir tu deseo. No sé por qué querías cortarte la cabeza para satisfacerme. Yo me satisfago incluso con un ofrecimiento de un poco de agua». De hecho, de acuerdo con el proceso védico, el śiva-liṅga del templo, o la forma del Señor Śiva que se encuentra en el templo, se adora simplemente ofreciendo agua del Ganges, pues se dice que el Señor Śiva se complace grandemente cuando se derrama agua del Ganges en su cabeza. Por lo general, los devotos ofrecen agua del Ganges y las hojas del árbol bilva, que están destinadas especialmente a ser ofrecidas al Señor Śiva y a la diosa Durgā. La fruta de ese árbol también se le ofrece al Señor Śiva. El Señor Śiva le aseguró a Vṛkāsura que él se satisface con un muy sencillo proceso de adoración. Entonces, ¿por qué estaba tan ansioso de cortar su cabeza, y por qué soportaba tantas molestias, cortando su cuerpo en pedazos y ofreciéndolo al fuego? No había necesidad de esas penitencias tan severas. Aun así, por compasión y lástima, el Señor Śiva se dispuso a darle cualquier bendición que quisiera.

Cuando el Señor Śiva le ofreció al demonio esa facilidad, este pidió una bendición muy temible y abominable. El demonio era muy pecador y las personas pecadoras no saben qué clase de bendición debe pedírsele a la deidad. Por lo tanto, él le pidió al Señor Śiva que lo bendijera con un poder tal, que tan pronto como él tocara la cabeza de alguien, esta de inmediato se rajara, y la persona se muriera. El Bhagavad-gītā describe a los demonios como duṣkṛtīs o herejes. Kṛtī significa «muy meritorio», pero cuando se le añade duṣ, significa «abominable». Los duṣkṛtīs, en vez de rendirse a la Suprema Personalidad de Dios, adoran a diferentes semidioses para conseguir abominables beneficios materiales. Algunas veces esos demonios, en la forma de científicos materiales, descubren armas letales. Ellos no pueden mostrar su meritorio poder mediante el descubrimiento de algo que pueda salvar al hombre de la muerte; en vez de ello, descubren armas que aceleran el proceso de la muerte. Debido a que el Señor Śiva es lo suficientemente poderoso como para dar cualquier bendición, el demonio podía haberle pedido algo que fuera beneficioso para la sociedad humana; pero por su interés personal pidió que todo aquel cuya cabeza fuera tocada por su mano, muriera de inmediato.

El Señor Śiva pudo darse cuenta de las intenciones del demonio, y lamentó mucho el haberle asegurado darle cualquier bendición que quisiera. Él no se retractaría de su promesa, pero lamentaba mucho en su corazón que tuviera que darle una bendición tan peligrosa para la sociedad humana. Se dice que los demonios son duṣkṛtīs, herejes, pues si bien tienen la capacidad intelectual y mérito, utilizan el mérito y la capacidad intelectual para llevar a cabo actividades abominables. Algunas veces, por ejemplo, los demonios materialistas descubren un arma letal. La investigación científica que ha de llevarse a cabo para un descubrimiento así, requiere ciertamente de un cerebro muy bueno, pero en vez de descubrir algo que sea beneficioso para la sociedad humana, descubren algo que acelera la muerte que todo hombre ya tiene asegurada. De forma similar, Vṛkāsura, en vez de pedirle al Señor Śiva algo que fuera beneficioso para la sociedad humana, le pidió algo que era muy peligroso para ella. Por lo tanto, el Señor Śiva se lamentó mucho en su fuero interno. Sin embargo, los devotos de la Personalidad de Dios nunca le piden ninguna bendición al Señor Viṣṇu o Kṛṣṇa, e incluso si le piden algo al Señor, no es absoluto peligroso para la sociedad humana. Esa es la diferencia entre los demonios y los devotos, o los adoradores del Señor Śiva y los adoradores del Señor Viṣṇu.

Mientras Śukadeva Gosvāmī narraba esta historia de Vṛkāsura, le habló a Mahārāja Parīkṣit llamándolo Bhārata, aludiendo al hecho de que el rey Parīkṣit había nacido en una familia de devotos. El Señor Kṛṣṇa salvó a Mahārāja Parīkṣit mientras este se encontraba en el vientre de su madre. De forma similar, él pudo haberle pedido al Señor Kṛṣṇa que lo salvara de la maldición del brāhmaṇa, pero no lo hizo. El demonio, no obstante, quiso volverse inmortal, dándoles muerte a todos con el toque de su mano. El Señor Śiva pudo darse cuenta de eso, pero debido a que había hecho una promesa, le dio la bendición.

Sin embargo, como el demonio era muy pecador, de inmediato decidió que usaría la bendición para matar al Señor Śiva y llevarse a Gaurī (Pārvatī) para su propio disfrute personal. Él de inmediato decidió colocar su mano en la cabeza del Señor Śiva. Así pues, el Señor Śiva fue puesto en una situación difícil, pues peligraba por la bendición que él mismo le había dado a un demonio. Ese es también otro ejemplo de un devoto materialista que hace un mal uso de un poder obtenido de los semidioses.

Sin deliberarlo más, el demonio Vṛkāsura se acercó de inmediato al Señor Śiva con la intención de colocar su mano en la cabeza del Señor Śiva. El Señor Śiva le temió tanto, que su cuerpo tembló, y comenzó a huir de la tierra al cielo y del cielo a otros planetas, hasta que llegó a los límites del universo, por encima de los sistemas planetarios superiores. El Señor Śiva huía de un lugar a otro, pero el demonio Vṛkāsura continuaba persiguiéndolo. Las deidades regentes de los otros planetas, como Brahmā, Indra, Candra, no podían encontrar ninguna manera de salvar al Señor Śiva del inminente peligro. Dondequiera que el Señor Śiva llegaba, se quedaban callados.

Finalmente el Señor Śiva se acercó al Señor Viṣṇu, quien se encuentra dentro de este universo en el planeta conocido como Śvetadvīpa. Śvetadvīpa es el planeta Vaikuṇṭha local que se encuentra más allá de la jurisdicción de la influencia de la energía externa. El Señor Viṣṇu, en Su aspecto omnipresente, permanece en todas partes, pero dondequiera que Él se encuentra personalmente, la atmósfera es la de Vaikuṇṭha. En el Bhagavad-gītā se afirma que el Señor permanece dentro del corazón de todas las entidades vivientes. Así pues, el Señor permanece dentro del corazón de muchas entidades vivientes de bajo nacimiento, pero eso no significa que Él es de bajo nacimiento. Cualquier lugar donde Él permanece se transforma en Vaikuṇṭha. Así que el planeta conocido como Śvetadvīpa, que se encuentra dentro de este universo, es también Vaikuṇṭhaloka. Se dice en los śāstras, que las residencias que se encuentran en el bosque están bajo la modalidad de la bondad, las residencias que se encuentran en las grandes ciudades, pueblos y aldeas están bajo la modalidad de la pasión, y las residencias que se encuentran en una atmósfera donde predomina la entrega a las cuatro actividades pecaminosas —vida sexual ilícita, consumo de drogas, consumo de carne y juegos de azar— están bajo la modalidad de la ignorancia. Pero las residencias que se encuentran en un templo de Viṣṇu, el Señor Supremo, están en Vaikuṇṭha. No importa dónde se encuentre situado el templo, pero el templo en sí, dondequiera que esté, es Vaikuṇṭha. De forma similar, el planeta Śvetadvīpa, si bien se encuentra dentro de la jurisdicción material, es Vaikuṇṭha.

El Señor Śiva entró finalmente en Śvetadvīpa Vaikuṇṭha. En Śvetadvīpa hay grandiosas personas santas que se encuentran completamente libres de la naturaleza envidiosa del mundo material, y se encuentran más allá de la jurisdicción de los cuatro principios de las actividades materiales, es decir, la religiosidad, el desarrollo económico, la complacencia sensual y la liberación. Todo aquel que entra en ese planeta Vaikuṇṭha, nunca regresa de nuevo a este mundo material. El Señor Nārāyaṇa es célebre como amante de Sus devotos, y tan pronto como se dio cuenta de que el Señor Śiva se encontraba en un gran peligro, apareció como un brahmacārī, y se acercó personalmente al Señor Śiva, desde un lugar distante, para recibirlo. El Señor apareció como un brahmacārī perfecto, con un cinturón alrededor de Su cintura, con un cordón sagrado, con una piel de venado, una vara de brahmacārī y unas cuentas de raudra. (Las cuentas de raudra son diferentes de las cuentas de tulasī. Los devotos del Señor Śiva usan cuentas de raudra). El Señor Nārāyaṇa se encontraba de pie ante el Señor Śiva, vestido como un brahmacārī. La refulgencia brillante que emanaba de Su cuerpo atrajo no solo al Señor Śiva, sino también al demonio Vṛkāsura.

El Señor Nārāyaṇa le ofreció Sus respetos y reverencias a Vṛkāsura, tan solo para atraer su atención y ganar su simpatía. Deteniendo así al demonio, el Señor le habló de la siguiente manera: «Mi querido hijo de Śakuni, pareces muy cansado, como si vinieras de un lugar muy lejano. ¿Qué deseas?, ¿por qué has venido desde tan lejos? Veo que estás muy cansado y fatigado, así que te pido que tomes un pequeño descanso. No debes cansar tu cuerpo sin razón alguna. Todos aprecian grandemente su cuerpo, debido a que solo con ese cuerpo puede uno cumplir todos los deseos de su mente. Por lo tanto, no debemos molestar este cuerpo sin razón».

El brahmacārī le habló a Vṛkāsura refiriéndose a él como el hijo de Śakuni, tan solo para convencerlo de que su padre Śakuni lo conocía a Él. Vṛkāsura creyó entonces que el brahmacārī era alguien conocido por su familia y, en consecuencia, le agradaron Sus palabras, que expresaban simpatía. Antes de que el demonio pudiera argüir que no tenía tiempo de descansar, el Señor comenzó a informarle de la importancia del cuerpo, y el demonio se convenció. Todos los hombres, especialmente un demonio, consideran que su cuerpo es algo muy importante. Así pues, Vṛkāsura se convenció de la importancia de su cuerpo.

Luego, tan solo para tranquilizar al demonio, el brahmacārī le dijo: «Mi querido señor, si tú crees que puedes revelar la misión por la cual te has tomado la molestia de venir aquí, quizás Yo pueda ayudarte de manera que tu objetivo se logre con facilidad». Indirectamente, el Señor le informó que debido a que Él es el Brahman supremo, con toda seguridad podría ajustar la difícil situación creada por el Señor Śiva.

El demonio se tranquilizó grandemente con las dulces palabras del Señor Nārāyaṇa en la forma de un brahmacārī, y finalmente reveló todo lo que había ocurrido en relación con la bendición que ofreciera el Señor Śiva. El Señor le respondió al demonio de la siguiente manera: «Yo Mismo no puedo creer que el Señor Śiva te haya dado en verdad una bendición así. Hasta donde Yo sé, el Señor Śiva no está cuerdo. Él tuvo una pelea con su suegro Dakṣa, y recibió la maldición de volverse un piśāca (fantasma). Así pues, él se ha vuelto el líder de los fantasmas y duendes. Por lo tanto, Yo no puedo dar fe alguna a sus palabras. Pero si aún tú tienes fe en las palabras del Señor Śiva, Mi querido rey de los demonios, entonces, ¿por qué no haces una prueba poniendo tu mano en tu cabeza? Si la bendición resulta ser falsa, entonces puedes matar de inmediato a ese mentiroso Señor Śiva, de manera que en el futuro no se atreva a repartir bendiciones falsas».

De esa manera, mediante las dulces palabras del Señor Nārāyaṇa y la expansión de Su ilusión superior, el demonio quedó engañado, y de hecho olvidó el poder del Señor Śiva y su bendición. Él fue así muy fácilmente persuadido de poner su mano en su propia cabeza. Tan pronto como el demonio hizo eso, su cabeza se rajó, como si hubiera sido herida por un rayo, y él murió de inmediato. Los semidioses del cielo comenzaron a derramar lluvias de flores sobre el Señor Nārāyaṇa, alabándolo con todas las glorias y pleno agradecimiento, y le ofrecieron sus reverencias al Señor. Ante la muerte del Vṛkāsura, todos los habitantes de los sistemas planetarios superiores, es decir, los semidioses, los pitās, Gandharvas y los habitantes de Janaloka, comenzaron a derramar lluvias de flores sobre la Personalidad de Dios.

Así pues, el Señor Viṣṇu, con la forma de un brahmacārī, liberó al Señor Śiva del inminente peligro, y salvó toda la situación. El Señor Nārāyaṇa le informó entonces al Señor Śiva, que ese demonio, Vṛkāsura, fue matado como resultado de sus actividades pecaminosas. Él fue especialmente pecador y ofensivo por querer hacer experimentos con su propio amo, el Señor Śiva. El Señor Nārāyaṇa le dijo al Señor Śiva: «Mi querido señor, una persona que les hace una ofensa a las grandes almas, no puede continuar existiendo. Sus propias actividades pecaminosas lo aniquilan, y eso es indudablemente cierto en el caso de este demonio, que ha realizado un acto tan ofensivo contra ti».

Así pues, por la gracia de la Suprema Personalidad de Dios, Nārāyaṇa, quien es trascendental a todas las cualidades materiales, el Señor Śiva se salvó de ser matado por un demonio. Todo aquel que oiga esta historia con fe y devoción, se libera sin duda del enredo material, así como de las garras de sus enemigos.

Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios – Capítulo 88 – La salvación del Señor Śiva

Por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda

Fundador y Actual Ācārya (maestro espiritual iniciador) del movimiento Hare Krishna
“Si me marcho, no hay causa de lamentación. Siempre estaré con ustedes a través de mis libros y mis ordenes. Siempre permaneceré con ustedes de esa forma.”

(Mayo 5, 1977)

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Bhaktin Tania

Aquel que Me ve en todas partes y que ve todo en Mí, Yo nunca lo pierdo a él, y él nunca me pierde a Mí.
BHAGAVAD - GITA. 6.30

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