Nosotros elegimos transmigrar de cuerpos.

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Como para el alma condicionada, la Suprema Personalidad de Dios es un desconocido, en las Escrituras védicas a veces se Le describe con las palabras nirākāra, avijñāta o avāṅ-mānasa-gocara. Es un hecho que, en lo que se refiere a Su forma, Su nombre, Sus cualidades, Sus pasatiempos y los objetos relacionados con Él, la Suprema Personalidad de Dios no puede ser percibido con los sentidos materiales. Sin embargo, la persona espiritualmente avanzada sí puede entender el nombre, la forma, las cualidades, los pasatiempos y los enseres del Señor Supremo. Esto se confirma en el Bhagavad-gītā (18.55): bhaktyā mām abhijānāti yāvān yaś cāsmi tattvataḥ: Solo el que se ocupa en servicio devocional puede entender de verdad la forma, el nombre y las actividades de la Suprema Personalidad de Dios. Las personas corrientes que se ocupan en actividades pías e impías no pueden entender el nombre, la forma y las actividades del Señor. Sin embargo, el devoto puede conocer muchos aspectos relativos a la Suprema Personalidad de Dios. Puede entender que Kṛṣṇa es la Suprema Personalidad de Dios, que Su domicilio es Goloka Vṛndāvana, y que todas Sus actividades son espirituales. Los materialistas no pueden entender la forma y las actividades del Señor; por esa razón, en los śāstras se Le describe con la palabra nirākāra, es decir, «aquel cuya forma no pueden distinguir los materialistas». Esto no significa que la Suprema Personalidad de Dios no tenga forma; lo que significa es que los karmīs, los trabajadores fruitivos, no pueden entenderla. En la Brahma-saṁhitā se explica que Su forma es sac-cid-ānanda-vigraha. En el Padma Purāṇa se confirma:

 

ataḥ śrī-kṛṣṇa-nāmādi

na bhaved grāhyam indriyaiḥ

sevonmukhe hi jihvādau

svayam eva sphuraty adaḥ

 

«Nadie puede entender a Kṛṣṇa tal como es por medio de los torpes sentidos materiales. Sin embargo, el Señor Se revela a Sus devotos, complacido con ellos debido al servicio amoroso trascendental que Le ofrecen».

 

El nombre, la forma, las cualidades y las actividades de la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, no se pueden entender con los sentidos materiales; por esta razón, Él recibe también el nombre de adhokṣaja, que significa «más allá de la percepción de los sentidos». Cuando los sentidos se purifican por medio de la actividad devocional, el devoto, por la gracia del Señor, lo entiende todo con respecto al Señor. En este verso son especialmente significativas las palabras pumbhir nāmabhir vā kriyā-guṇaiḥ, pues Dios, Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, tiene muchos nombres, actividades y cualidades, aunque nada de ello es material. A pesar de que todos esos nombres, actividades y pasatiempos se mencionan en los śāstras, y a pesar de que los devotos pueden entenderlos, ni los karmīs (trabajadores fruitivos) ni los jñānīs (especuladores mentales) pueden entenderlos. El Señor Viṣṇu tiene miles de nombres, pero los karmīs y jñānīs mezclan los nombres del Dios Supremo con nombres de semidioses y seres humanos. Como no pueden entender el verdadero nombre de la Suprema Personalidad de Dios, dan por sentado que cualquier nombre es válido. Para ellos, la Verdad Absoluta es impersonal, y por lo tanto piensan que se Le puede llamar con cualquier nombre. O, por el contrario, sostienen que no tiene nombre. Pero eso no es cierto. En este verso se afirma claramente: nāmabhir vā kriyā-guṇaiḥ. El Señor tiene unos nombres muy concretos, como Rāma, Kṛṣṇa, Govinda, Nārāyaṇa, Viṣṇu y Adhokṣaja. Verdaderamente, tiene muchos nombres; pero el alma condicionada no puede entenderlos.

 

Esta es una explicación muy buena de la forma en que el ser espiritual, la parte integral de Kṛṣṇa, Dios, recibe un cuerpo material por sus propios deseos. En el cuerpo de dos manos, dos piernas, etc., la entidad viviente disfruta en plenitud de las modalidades de la naturaleza material. El Señor Kṛṣṇa dice en el Bhagavad-gītā (7.27):

 

icchā-dveṣa-samutthena

dvandva-mohena bhārata

sarva-bhūtāni sammohaṁ

sarge yānti parantapa

 

«¡Oh, vástago de Bharata!, ¡oh, conquistador del enemigo!, todas las entidades vivientes nacen bajo la influencia de la ilusión, confundidas por las dualidades que surgen del deseo y la aversión».

 

En origen, la entidad viviente es un ser espiritual, pero cuando desea disfrutar del mundo material, desciende a este mundo. Este verso nos permite entender que la entidad viviente primero acepta un cuerpo de forma humana, pero poco a poco, debido a sus actividades degradadas, cae a formas de vida inferiores, como las formas animales, vegetales y submarinas. El proceso de evolución gradual lleva de nuevo a la entidad viviente a un cuerpo humano, donde recibe otra oportunidad de liberarse del proceso de transmigración. Si de nuevo pierde la oportunidad de entender su posición, tiene que volver al ciclo de nacimientos y muertes en cuerpos de diversos tipos.

 

No es muy difícil entender el deseo de la entidad viviente de venir al mundo material. Una persona nacida en una familia de āryas, en la que hay restricciones contra el comer carne, el consumo de drogas, alcohol, etc., los juegos de azar y la vida sexual ilícita, puede desear el disfrute de esas cosas prohibidas. Siempre habrá alguien que quiera tener relaciones sexuales ilícitas con una prostituta, o que quiera ir a un restaurante para comer carne y beber vino. Siempre habrá alguien que quiera jugar en los casinos, o disfrutar de supuestas actividades deportivas. Todas esas propensiones están en el corazón de las entidades vivientes (loke vyavāyāmiṣa-madya-sevā nityā hi jantor), solo que algunas entidades vivientes se paran a disfrutar de esas actividades abominables, y en consecuencia caen a un plano de degradación. Cuanto más se cultiva en el corazón el deseo de una vida degradada, más abominables son las formas de existencia en que se cae. Un determinado tipo de animal puede tener una fuerte tendencia a disfrutar de un tipo de goce sensorial, pero en la forma humana se puede disfrutar de todos los sentidos. La forma humana permite emplear todos los sentidos en actividades de complacencia. Quien no reciba la educación adecuada, caerá víctima de las modalidades de la naturaleza material, como se confirma en el Bhagavad-gītā (3.27):

 

prakṛteḥ kriyamāṇāni

guṇaiḥ karmāṇi sarvaśaḥ

ahaṅkāra-vimūḍhātmā

kartāham iti manyate

 

«El alma espiritual que está confundida por la influencia del ego falso, se cree el autor de actividades que en realidad son ejecutadas por las tres modalidades de la naturaleza material». En cuanto deseamos disfrutar de los sentidos, quedamos bajo el control de la energía material, y de manera automática, mecánica, tenemos que pasar por diversas formas de vida en el ciclo de nacimientos y muertes.

 

Lo que en la existencia material se conoce como inteligencia, en realidad es ignorancia. Cuando la inteligencia se limpia, recibe el nombre de buddhi-yoga. En otras palabras, la inteligencia que se acopla con los deseos de Kṛṣṇa se denomina buddhi-yoga o bhakti-yoga. Por eso en el Bhagavad-gītā (10.10), Kṛṣṇa dice:

 

teṣāṁ satata-yuktānāṁ

bhajatāṁ prīti-pūrvakam

dadāmi buddhi-yogaṁ taṁ

yena mām upayānti te

 

«A aquellos que están constantemente consagrados a servirme con amor, Yo les doy la comprensión con la cual pueden llegar hasta Mí».

 

La verdadera inteligencia consiste en vincularse con la Suprema Personalidad de Dios. A quien establece esa conexión, la Suprema Personalidad de Dios le da desde dentro la verdadera inteligencia para que pueda regresar al hogar, de vuelta a Dios. La inteligencia del mundo material aparece en este verso con la palabra pramadā, porque en la existencia material la entidad viviente sostiene la falsa pretensión de que las cosas son suyas. Piensa: «Yo soy el monarca de todo lo que me rodea». Eso es ignorancia. En realidad, nada le pertenece. No le pertenecen ni siquiera el cuerpo y los sentidos, pues los ha recibido por la gracia del Señor para que pueda satisfacer sus diversas propensiones mediante la energía material. En realidad, a la entidad viviente no le pertenece nada; pero, sin embargo, enloquece pretendiendo apoderarse de todo, y proclama: «Eso es mío. Eso es mío. Esto es mío». Janasya moho ’yam ahaṁ mameti. Eso se llama ilusión. A la entidad viviente no le pertenece nada, pero proclama que le pertenece todo. El Señor Caitanya Mahāprabhu recomienda la purificación de esa inteligencia errónea (ceto-darpaṇa-mārjanam). Las verdaderas actividades de la entidad viviente comienzan cuando se limpia el espejo de la inteligencia. Esto significa que la verdadera inteligencia comienza a actuar cuando la persona llega al plano de conciencia de Kṛṣṇa. En ese estado sabe que todo pertenece a Kṛṣṇa, y que a ella no le pertenece nada. Mientras se considere propietaria de todo, está en el plano de conciencia material; cuando sabe perfectamente que todo pertenece a Kṛṣṇa, ha llegado al estado de conciencia de Kṛṣṇa.

Śrīmad-Bhāgavatam 4.29.3-5   –   Significado

Por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda

Fundador y Actual Ācārya (maestro espiritual iniciador) del movimiento Hare Krishna
“Si me marcho, no hay causa de lamentación. Siempre estaré con ustedes a través de mis libros y mis ordenes. Siempre permaneceré con ustedes de esa forma.”

(Mayo 5, 1977)

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Rādhā-kuṇḍa dāsī

Abre mis ojos enceguecidos y llena mi corazón de conocimiento trascendental.

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