Los Vedas confirman que el alma espiritual, aunque de tamaño atómico, es el verdadero agente disfrutador. No es posible medir el alma, pero eso no quiere decir que no tenga medida. Un objeto puede parecernos no mayor que un punto y puede parecer que no tiene largo ni ancho, pero cuando lo percibimos bajo un microscopio podemos ver que tiene tanto largo como ancho. De manera similar, el alma también tiene sus dimensiones, pero no podemos percibirlas. Cuando compramos un traje o vestido, éste está confeccionado a la medida del cuerpo. La chispa espiritual debe tener forma, de lo contrario, ¿cómo es posible que el cuerpo material haya crecido para acomodarla? La conclusión es que la chispa espiritual no es impersonal. Es una persona real. Dios es una persona real, y la chispa espiritual, al ser una parte fragmentaria de Él, también es una persona. Si el padre tiene personalidad e individualidad, el hijo también las tiene; y si el hijo las tiene, podemos concluir que el padre las tiene. Entonces, ¿cómo podemos nosotros, como hijos de Dios, afirmar nuestra personalidad e individualidad y al mismo tiempo negárselas a nuestro Padre, el Señor Supremo? Atīndriyam significa que tenemos que trascender estos sentidos materiales antes de poder apreciar la verdadera felicidad. Ramante yogino ‘nante satyānanda-cid-ātma ni: los yogīs que aspiran a la vida espiritual también están saboreando el disfrute al enfocarse en la Superalma interior. Si no hay placer, si no hay disfrute, ¿qué sentido tiene entonces tomarse tantas molestias para controlar los sentidos? ¿Qué clase de placer están disfrutando los yogīs si están tomando tantas molestias? Ese placer es ananta–interminable. ¿Cómo es esto? El alma espiritual es eterna y el Señor Supremo es eterno; por tanto, la reciprocidad de sus intercambios amorosos es eterna. Aquel que es verdaderamente inteligente se abstendrá del vacilante disfrute sensual de este cuerpo material y fijará su disfrute en la vida espiritual. Su participación en la vida espiritual con el Señor Supremo es llamada rāsa-līlā.
A menudo hemos oído hablar del rāsa-līlā de Kṛṣṇa con las pastorcillas de vacas en Vṛndāvana. Esto no es como los intercambios ordinarios que tienen lugar entre estos cuerpos materiales. Más bien es un intercambio de sentimientos a través de cuerpos espirituales. Uno tiene que ser algo inteligente para entender esto, para un hombre tonto, que no puede entender qué es la verdadera felicidad, bus[1]ca la felicidad en este mundo material. En la India existe la historia de un hombre que no sabía qué era la caña de azúcar y le dijeron que era muy dulce al masticarla. “Oh, ¿cómo luce?” preguntó. “Parece una caña de bambú,” dijo alguien. Entonces el tonto comenzó a masticar toda clase de cañas de bambú. ¿Cómo puede empezar a experimentar la dulzura de la caña de azúcar? De manera similar, estamos tratando de obtener felicidad y placer, pero lo intentamos masticando este cuerpo material; por lo tanto, no hay felicidad ni placer. Por el momento puede haber algún pequeño sentimiento de placer, pero eso no es placer real, porque es temporal. Es como un espectáculo de relámpagos que podemos ver parpadeando en el cielo que momentáneamente pueden parecer un relámpago, pero el verdadero relámpago está más allá de eso. Como una persona no sabe realmente qué es la felicidad, se desvía de la verdadera felicidad.
El proceso para establecerse uno mismo en la verdadera felicidad es este proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Mediante la conciencia de Kṛṣṇa podemos desarrollar gradualmente nuestra verdadera inteligencia y, naturalmente, disfrutar saboreando la felicidad espiritual a medida que hacemos progreso espiritual. A medida que empezamos a disfrutar de la felicidad espiritual, abandonamos proporcionalmente la felicidad material. A medida que avanzamos en la comprensión de la Verdad Absoluta, naturalmente nos desapegamos de esta falsa felicidad. Si de una forma u otra uno es promovido a esa etapa de conciencia de Kṛṣṇa, ¿cuál es el resultado?
“Al conseguir esto, él piensa que no hay ganancia mayor. Al estar situado en tal posición, uno nunca es agitado, ni siquiera en medio de la más grande dificultad.” (Bg. 6.22)
En el Camino a Krishna – Capítulo 1. En el Camino a la Felicidad; págs. 3-6.

Por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda
Fundador y Actual Ācārya (maestro espiritual iniciador) del movimiento Hare Krishna
“Si me marcho, no hay causa de lamentación. Siempre estaré con ustedes a través de mis libros y mis ordenes. Siempre permaneceré con ustedes de esa forma.”
(Mayo 5, 1977)
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