La aparición del Señor mitad león mitad hombre

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Śrīmad-Bhāgavatam 7.8.28

Traducción

Con una carcajada estridente y ruidosa, la Suprema Personalidad de Dios, Nārāyaṇa, que es increíblemente fuerte y poderoso, atrapó a Hiraṇyakaśipu, que se cubría con la espada y el escudo sin dejar el menor resquicio. Hiraṇyakaśipu, con los ojos cerrados por el temor que le producía la risa de Nṛsiṁhadeva, se movía por el cielo y por la tierra con la rapidez de un halcón.

Śrīmad-Bhāgavatam 7.8.29

Traducción

Del mismo modo en que una serpiente atrapa un ratón o Garuḍa una serpiente muy venenosa, el Señor Nṛsiṁhadeva atrapó a Hiraṇyakaśipu, a quien ni siquiera el rayo de Indra podía herir. Mientras Hiraṇyakaśipu agitaba sus miembros en todas direcciones, muy afligido por verse atrapado, el Señor Nṛsiṁhadeva puso al demonio en Su regazo, sujetándole sobre los muslos, y, en el umbral de la sala de asambleas, el Señor, con gran facilidad, lo deshizo en pedazos con las uñas de la mano.

Significado

Hiraṇyakaśipu había recibido del Señor Brahmā la bendición de que no moriría ni en la tierra ni en el cielo. Por eso, para mantener intacta la promesa del Señor Brahmā, Nṛsiṁhadeva puso el cuerpo de Hiraṇyakaśipu sobre Su regazo, que no era ni tierra ni cielo. Hiraṇyakaśipu había recibido la bendición de que no moriría ni de día ni de noche, y el Señor, para mantener esa promesa de Brahmā, le mató al atardecer; esa hora es el final del día y el principio de la noche, pero no es ni de día ni de noche. Hiraṇyakaśipu había recibido del Señor Brahmā la bendición de que no le mataría ningún arma ni ninguna persona, viva o muerta, y el Señor Nṛsiṁhadeva, para mantener la palabra de Brahmā, atravesó el cuerpo de Hiraṇyakaśipu con Sus uñas, que no eran armas y que no estaban ni vivas ni muertas. De las uñas, en realidad, puede decirse que están muertas, pero también se puede decir que están vivas. Para mantener intactas todas las bendiciones del Señor Brahmā, el Señor Nṛsiṁhadeva mató al gran demonio Hiraṇyakaśipu de un modo paradójico, pero, al mismo tiempo, con gran facilidad.

Śrīmad-Bhāgavatam 7.8.30

Traducción

La boca y la melena del Señor Nṛsiṁhadeva estaban salpicadas de gotas de sangre, y era imposible mirar directamente Sus fieros ojos llenos de ira. Lamiéndose la boca y adornado con un collar de intestinos sacados del abdomen de Hiraṇyakaśipu, la Suprema Personalidad de Dios, Nṛsiṁhadeva, parecía un león que acabara de matar un elefante.

Significado

El pelo de la cara del Señor Nṛsiṁhadeva, salpicado con gotas de sangre, había enrojecido y tenía un aspecto muy hermoso. El Señor Nṛsiṁhadeva atravesó con Sus uñas el abdomen de Hiraṇyakaśipu, sacó los intestinos del demonio y Se los puso como un collar, que realzaba Su belleza. De este modo, el Señor tenía un aspecto espantoso, como un león en la lucha contra un elefante.

Śrīmad-Bhāgavatam 7.8.31

Traducción

La Suprema Personalidad de Dios, que tenía muchísimos brazos, primero arrancó el corazón a Hiraṇyakaśipu, y después arrojó el cuerpo a un lado y se volvió contra los soldados del demonio, que habían venido a miles para luchar contra Él; aquellos fieles seguidores de Hiraṇyakaśipu venían con las armas levantadas, pero el Señor Nṛsiṁhadeva les mató a todos simplemente con la punta de las uñas.

Significado

Desde la creación del mundo material, siempre ha habido dos clases de hombres: los devas y los asuras. Los devas siempre son fieles a la Suprema Personalidad de Dios, mientras que los asuras son ateos que desafían la supremacía del Señor. En la actualidad, el número de ateos en el mundo es muy grande. Están tratando de demostrar que Dios no existe y que todo se debe a combinaciones y permutaciones de los elementos materiales. De esa forma, el mundo material se está volviendo cada vez más ateo, y, como consecuencia, impera el caos. Si esto continúa, es indudable que la Suprema Personalidad de Dios va a intervenir, como hizo en tiempos de Hiraṇyakaśipu. Hiraṇyakaśipu y sus seguidores fueron destruidos en un segundo; del mismo modo, si esta civilización atea sigue adelante, también será destruida en un segundo; bastará con el simple movimiento de un dedo de la Suprema Personalidad de Dios. Por lo tanto, los demonios deben ser prudentes y poner freno a su civilización atea. Deben beneficiarse del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa y volverse fieles a la Suprema Personalidad de Dios; de lo contrario, están condenados. Del mismo modo que Hiraṇyakaśipu fue matado en un segundo, la civilización atea puede ser destruida en cualquier momento.

Śrīmad-Bhāgavatam 7.8.32

Traducción

El pelo de la cabeza de Nṛsiṁhadeva sacudía las nubes y las dispersaba por todas partes; Sus ojos deslumbrantes despojaban a los astros del cielo de su refulgencia, y Su respiración agitaba los mares y océanos. Al escuchar Sus rugidos, todos los elefantes del mundo comenzaron a bramar de miedo.

Significado

El Señor dice en el Bhagavad-gītā (10.41):

yad yad vibhūtimat sattvaṁ
śrīmad ūrjitam eva vā
tat tad evāvagaccha tvaṁ
mama tejo-’ṁśa-sambhavam

«Debes saber que todas las creaciones opulentas, hermosas y gloriosas brotan de una simple chispa de Mi esplendor». La luminosidad de los planetas y estrellas del cielo no es más que una manifestación parcial de la refulgencia del Señor. Hay muchas entidades vivientes que manifiestan cualidades maravillosas, pero todas las cosas extraordinarias que puedan existir no son más que una parte de la luminosidad o esplendor (tejas) del Señor. Las olas insondables de los mares y los océanos, y las maravillas de la creación de la Suprema Personalidad de Dios, resultan insignificantes cuando el Señor encarna con Sus rasgos especiales en el mundo material. En comparación con Sus cualidades trascendentales, que son absolutamente superiores, todo resulta insignificante.

Śrīmad-Bhāgavatam 7.8.33

Traducción

Lanzados por el pelo de la cabeza de Nṛsiṁhadeva, muchos aviones salían despedidos hacia el espacio exterior y los sistemas planetarios superiores. Con la presión de los pies de loto del Señor, la Tierra parecía salirse de su posición; Su fuerza insoportable provocó el levantamiento de todas las colinas y montañas. Con Su refulgencia corporal, el Señor hizo disminuir la luz natural, tanto en el cielo como en todas direcciones.

Significado

Este verso nos da a entender que en tiempos muy remotos ya había aviones que volaban por el cielo. El Śrīmad-Bhāgavatam se habló hace cinco mil años, y lo que se expone en este verso demuestra la existencia de una civilización de características muy avanzadas, tanto en los sistemas planetarios superiores como en los inferiores. Los científicos y filósofos de nuestros días presentan la necia explicación de que la civilización solo tiene tres mil años de antigüedad; sin embargo, este verso desmiente esos caprichosos juicios. La civilización védica ya existía hace muchísimos millones de años. Ha existido desde la creación, extendida por todo el universo y contando con todas las comodidades de la época actual, además de muchas otras.

Śrīmad-Bhāgavatam 7.8.34

Traducción

Pleno de refulgencia y con un semblante terrorífico, el Señor Nṛsiṁha, muy furioso y sin hallar rivales que hicieran frente a Su poder y opulencia, Se sentó en la sala de asambleas ocupando el excelente trono del rey. Debido al temor y los sentimientos de obediencia, nadie osó adelantarse para servir al Señor directamente.

Significado

Cuando el Señor Se sentó en el trono de Hiraṇyakaśipu, nadie protestó; ningún enemigo se puso de parte de Hiraṇyakaśipu para luchar contra el Señor. Esto significa que los demonios aceptaron inmediatamente Su supremacía. También hay que señalar que Hiraṇyakaśipu, a pesar de haber tratado al Señor como su más acérrimo enemigo, era Su sirviente fiel en Vaikuṇṭha, de modo que el Señor no dudó en sentarse en el trono que tantos esfuerzos había costado a Hiraṇyakaśipu. En relación con esto, Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura señala que, a veces, los grandes ṛṣis y personas santas ofrecen al Señor asientos valiosos, dedicándoselos, con gran cuidado y atención, con mantras védicos y tantras; el Señor, sin embargo, no Se sienta en esos tronos. Pero Hiraṇyakaśipu en el pasado había sido Jaya, el guardián de las puertas de Vaikuṇṭha; debido a la maldición de los brāhmaṇas, había caído de su posición y había adquirido la naturaleza de un demonio; pero, aun así, y a pesar de que en Su vida como Hiraṇyakaśipu no había hecho ninguna ofrenda al Señor, el Señor es tan afectuoso con Sus devotos y sirvientes que Se sintió complacido de sentarse en el trono que había creado Hiraṇyakaśipu. En relación con esto, debemos entender que el devoto es afortunado en toda circunstancia.

 

Por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda

Fundador y Actual Ācārya (maestro espiritual iniciador) del movimiento Hare Krishna
“Si me marcho, no hay causa de lamentación. Siempre estaré con ustedes a través de mis libros y mis ordenes. Siempre permaneceré con ustedes de esa forma.”

(Mayo 5, 1977)

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Kṛṣṇa Kiśora dāsa

En cada pueblo y aldea, al servicio de mi maestro espiritual Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda

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