A aquel que está en conciencia de Kṛṣṇa no le importan las aflicciones materiales, los insultos ni los honores,
porque está apartado de todos estos. Él sabe bien que la
aflicción, el honor y el insulto pertenecen sólo al cuerpo y
que él no es el cuerpo. Sócrates, por ejemplo, que creía en
la inmortalidad del alma, fue condenado a muerte y, cuando se le preguntó como le gustaría ser enterrado, respondió, “Primero que nada, quizás tengan que atraparme.” De
modo que quien sabe que no es el cuerpo no se perturba,
porque sabe que el alma no puede ser atrapada, torturada, asesinada o enterrada. Aquel que está versado en la
ciencia de Kṛṣṇa sabe perfectamente bien que él no es el
cuerpo, que es parte y porción de Kṛṣṇa, que su verdadera
relación es con Kṛṣṇa, y que de una forma u otra, aunque
haya sido puesto en el cuerpo material, debe permanecer
alejado de las tres cualidades de la naturaleza material.
No le preocupan las modalidades de la bondad, la pasión
o la ignorancia, sino Kṛṣṇa. Aquel que entiende esto es
un jñānī, un hombre sabio, y es muy querido por Kṛṣṇa.
Un hombre afligido, cuando se le coloca en la opulencia,
puede que olvide a Dios, pero un jñānī, que conoce la
verdadera posición de Dios, nunca lo olvidará.
Hay una clase de jñānīs llamados impersonalistas que
dicen que, como adorar lo impersonal es demasiado difícil, una forma de Dios tiene que ser imaginada. Estos no
son verdaderos jñānīs–son tontos. Nadie puede imaginar
la forma de Dios, porque Dios es tan grande. Uno puede imaginar alguna forma, pero eso es una invención; no
es la forma real. Hay quienes imaginan la forma de Dios
y hay quienes niegan la forma de Dios. Tampoco aquel
es un jñānī. Quienes imaginan la forma se llaman iconoclastas. Durante los disturbios Hindú-Musulmanes en la
India, algunos Hindúes iban a la mezquita Musulmana
y rompían estatuas e imágenes de Dios, y los Musulmanes correspondían de la misma manera. De esta manera
ambos pensaban, “Hemos matado al Dios Hindú. Hemos
matado al Dios Musulmán, etc.” De manera similar, cuando Gandhi estaba liderando su movimiento de resistencia,
muchos Indios salían a la calle y destruían los buzones de
correo, pensando que de este modo estaban destruyendo
el servicio postal del gobierno. Las personas con esa mentalidad no son jñānīs. Las guerras religiosas entre Hindúes
y Musulmanes, Cristianos y no Cristianos se llevaron a
cabo sobre la base de la ignorancia. Quien tiene conocimiento sabe que Dios es uno; No puede ser Musulmán,
Hindú o Cristiano.
Es nuestra imaginación que Dios es tal y tal y tal y tal.
Eso es todo imaginación. El verdadero hombre sabio sabe
que Dios es trascendental. Aquel que sabe que Dios es
trascendental a las modalidades materiales, verdaderamente conoce a Dios. Dios está siempre a nuestro lado,
presente en nuestros corazones. Cuando dejamos el cuerpo, Dios también va con nosotros, y cuando tomamos otro
cuerpo, Él va con nosotros allí sólo para ver qué estamos haciendo. ¿Cuándo volveremos nuestro rostro hacia Él?
Él siempre está esperando. Tan pronto como volvemos
nuestro rostro hacia Dios, Él dice, “Mi querido hijo, vamos–sa ca mama priyaḥ–tú eres eternamente querido
para Mí. Ahora vuelves tu rostro hacia Mí y estoy muy
contento.”
El hombre sabio, el jñānī, en realidad comprende la
ciencia de Dios. Aquel que sólo entiende que “Dios es
bueno” está en una etapa preliminar, pero aquel que realmente entiende cuán grande y bueno es Dios, ha progresado aun más. Ese conocimiento se puede obtener en el
Śrīmad-Bhāgavatam y el Bhagavad-gītā. Aquel que esté
realmente interesado en Dios debe estudiar la ciencia de
Dios, el Bhagavad-gītā.
idaṁ tu te guhyatamaṁ
pravakṣyāmy anasūyave
jñānaṁ vijñāna-sahitaṁ
yaj jñātvā mokṣyase ’śubhāt
“Mi querido Arjuna, porque nunca eres envidioso de
Mí, te impartiré esta más secreta sabiduría, la cual sabiendo serás aliviado de las miserias de la existencia material.” (Bg. 9.1)
El conocimiento de Dios impartido en el Bhagavad-gītā
es muy sutil y confidencial. Está lleno de jñāna, sabiduría
metafísica, y vijñāna, conocimiento científico. Y también está lleno de misterio. ¿Cómo uno puede entender este conocimiento? Debe ser impartido por Dios Mismo o por un
representante fidedigno de Dios. Por lo tanto, Śrī Kṛṣṇa
dice que siempre que hay una discrepancia en la comprensión de la ciencia de Dios, Él se encarna.
El conocimiento tampoco proviene del sentimiento. La devoción no es sentimiento. Es una ciencia. Śrīla
Rūpa Gosvāmī dice, “Un espectáculo de espiritualidad
sin referencia al conocimiento Védico es simplemente
una perturbación para la sociedad.” Uno debe probar el
néctar de la devoción mediante la razón, el argumento y
el conocimiento, y luego debe transmitirlo a los demás.
Uno no debe pensar que la conciencia de Kṛṣṇa es mero
sentimentalismo. El baile y el canto son todos científicos.
Hay ciencia y también hay reciprocidad amorosa. Kṛṣṇa
es muy querido para el hombre sabio, y el hombre sabio
es muy querido para Kṛṣṇa. Kṛṣṇa nos devolverá nuestro
amor mil veces más. ¿Qué capacidad tenemos nosotros,
criaturas finitas, para amar a Kṛṣṇa? Pero Kṛṣṇa tiene una
inmensa capacidad–una capacidad ilimitada–para amar.
En el camino a Kṛṣṇa,Los caminos del necio y el sabio pag,70

Por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda
Fundador y Actual Ācārya (maestro espiritual iniciador) del movimiento Hare Krishna
“Si me marcho, no hay causa de lamentación. Siempre estaré con ustedes a través de mis libros y mis ordenes. Siempre permaneceré con ustedes de esa forma.”
(Mayo 5, 1977)
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