En febrero de 1936, en Bombay, India, los miembros de una reputada sociedad religiosa, la Gauḍīya Maṭha, se asombraron ante las poderosas y elocuentes palabras de un joven miembro que habló en honor a su maestro espiritual, Śrīla Bhaktisiddhāntaa Sarasvatī Gosvāmī. Tres décadas después, el joven orador habría de volverse el mundialmente famoso fundador y maestro espiriutal del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa. La presentación que hiciera Śrīla Prabhupāda constituye una exposición memorable acerca de la importancia del guru en la vida espiritual.
uktas tathā bhāvyata eva sadbhiḥ
kintu prabhor yaḥ priya eva tasya
vande guroḥ śrī-caraṇāravindam
«En las Escrituras reveladas se declara que el maestro espiriutal debe ser adorado igual que la Suprema Personalidad de Dios, y este mandato es obedecido por los devotos puros del Señor. El maestro espiritual es el sirviente más íntimo del Señor. Por lo tanto, ofrezcamos nuestras respetuosas reverencias a los pies de loto de nuestro maestro espiritual».
Caballeros, en nombre de los miembros del Gauḍīya Maṭha de Bombaay, permítanme darles la bienvenida a todos ustedes por haber venido tan bondadosamente esta noche a acompañarnos, en las ofrendas de homenaje que, en congregación, estamos ofreciendo a los pues de loto del maestro del mundo. Ācāryadeva, quien es el fundador de esta Misión Gauḍīya, y presidente-ācārya del Śrī Śrī Viśva-vaiṣṇava Rāja-sabhā -me refiero a mi eterno y divino maestro, Paramahaṁsa Parivrājakacārya Śrī Śrīmad Bhaktisiddhānta Gosvāmī Mahārāja.
Hace sesenta y dos años, en este día auspicioso, el Ācāryadeva hizo su aparición en Śrī-kṣetra Jagannātha-dhāma, Purī, por el llamado de Ṭhākura Bhaktivinoda.
Caballeros, el ofrecimiento de un homenaje tal como el que se ha organizado esta noche para el Ācāryadeva, no es un asunto sectario, ya que cuando hablamos del principio fundamental del gurudeva, o ācāryadeva, hablamos de algo que tiene aplicación universal. No surge ninguna posibilidad de discriminar entre mi guru y el suyo, o el de cualquier otra persona. Sólo hay un guru, que aparece en una infinidad de formas para enseñarle a usted, a mí, y a todos los demás.
El guru o ācāryadeva, según nos dicen las Escrituras genuinas, entrega el mensaje del mundo absoluto, la morada trascendental de la Personalidad Absoluta, en el que toda sirve indiferenciadamente a la Verda Absoluta. Hemos oído muchísimas veces: mahājano yena gataḥ sa panthāḥ («Recorre el sendero por el que tu ācārya ha pasado»), pero apenas hemos tratado de entender el verdadero significado de este śloka. Si estudiamos a fondo esta proposición, entendemos que el mahājana es uno, y el camino real hacia el mundo trascendental es también uno. En el Muṇḍaka Upaniṣad [1.2.12], se dice:
samit-pāṇiḥ śrotriyaṁ brahma-niṣṭham
«Para aprender la ciencia trascendental, uno dede acercarse al maestro espiritual genuino, perteneciente a la sucesión discipular, que se encuentra inmerso en la Verdad Absoluta».
Así pues, aquí se ha ordenado que para recibir ese conocimiento trascendental, uno debe acercarse al guru. Por consiguiente, si la Verdad Absoluta es una, acerca de lo cual pensamos que no hay diferencia de opinión, el guru no puede ser múltiple. El Ācāryadeva para quien nos hemos reunido esta noche a ofrecer nuestro humilde homenaje, no es el guru de una institución sectaria, ni uno de los muchos y diferentes exponentes de la verdad. Por el contrario, él es el Jagad-guru, o el guru de todos nosotros; la única diferencia es, que algunos lo obedecen de todo corazón, mientras que otros no lo obedecen directamente.
En el Śrīmad-Bhāgavatam [11.17.27], se dice:
nāvanmanyeta karhicit
na martya-buddhyāsūyeta
sarva-deva-mayo guruḥ
«Uno debe entender que el maestro espiritual es prácticamente como Yo», dijo el Señor Bendito. «Nadie debe envidiar al maestro espiritual ni considerarlo un hombre ordinario, pues el maestro espiritual es la suma de todos los semidioses». Es decir, al ācārya se le ha identificado con Dios Mismo. Él no tiene nada que ver con los asuntos de este mundo terrenal. Él no desciende aquí a entrometerse en los asuntos relacionados con las necesidades temporales, sino a liberar a las caídas almas condicionadas – las almas , o entidades, que han venido aquí, al mundo material, con el motivo de disfrutar mediante la mente y los cinco órganos de percepción sensual. Él aparece ante nosotros para revelar la luz de los Vedas, y para otorgarnos las bendiciones de la libertad plena y absoluta, que hemos de anhelar en cada paso de nuestra jornada por la vida.
El conocimiento trascendental de los Vedas lo profirió Dios en primer lugar a Brahmā, el creador de este universo en particular. De Brahma, el conocimiento descendió a Nārada, de Nārada a Vyāsadeva, de Vyāsadeva a Madhva, y, en ese proceso de sucesión discipular, el conocimiento trascendental se transmitió de un discípulo a otro, hasta llegar al Señor Gaurāṅga, Śrī Kṛṣṇa Caitanya, quien hizo el papel de discípulo y sucesor de Śrī ĪśvaraPurī. El actual Ācāryadeva es el décimo tercer representante discipular de Śrī Rūpa Gosvāmī, el representante original del Señor Caitanya que predicó esta tradición trascendental en toda su plenitud. El conocimiento que recibimos de nuestro Gurudeva no es diferente de aquel que impartieran Dios Mismo y la sucesión de los ācāryas de la línea de la preceptores que desciende de Brahmā. Adoramos este día auspicioso con el nombre de Śrī Vyasa-pūjāa-tithi, debido a que el ācārya es el representante viviente de Vyāsadeva, el divino recopilador de los Vedas, los Purāṇas, la Bhagavad-gītā, el Mahābhārata y el Śrīmad-Bhāgavatam.
Aquel que interpreta el sonido divino, o śabda-brahma, mediante su imperfecta percepción sensual, no puede ser un verdadero guru espiritual, pues en ausencia del entrenamiento disciplinario adecuado bajo la guía del ācārya genuino, el intérprete diferirá de Vyāsadeva con toda seguridad (tal como ocurre con los māyāvādīs). Śrīla Vyāsadeva es la autoridad principal y original de la revelación védica, y, por lo tanto, un intérprete así de impertinente no puede ser aceptado como el guru, o ācārya, por muy dotado que esté de todos los dones del conocimiento material. Como se dice en el Padma Purāṇa:
mantrās te niṣphalā matāḥ
«A menos que uno sea iniciado por un maestro espiritual genuino de la sucesión discipular, el mantra que se pudiera haber recibido, carece de todo efecto».
Por otra parte, aquel que ha recibido el conocimiento trascendental en virtud de haber oído al preceptor genuino de la cadena discipular, y que tiene sincero respeto por el verdadero ācārya, necesariamente habrá de ser iluminado con el conocimiento revelado de los Vedas. Pero ese conocimiento se encuentra permanentemente cerrado al enfoque cognoscitivo de los filósofos empíricos. Como se dice en el Śvetvatara Upaniṣad [6.23]:
yathā deve tathā gurau
tasyaite kathitā hy arthāḥ
prakāśante mahātmanaḥ
«Sólo a aquellas grandes almas que simultáneamente tiene fe implícita en el Señor como en el maestro espiritual, les son revelados todos los significados del conocimiento védico»
Caballetos, nuestro conocimiento es tan escaso, nuestros sentidos tan imperfectos, y nuestras fuentes tan limitadas, que no nos es posible tener ni siquiera el más ligero conocimiento acerca de la región absolut, sin entregarnos a los pies de loto de Śrī Vyāsadeva, o de su representante genuino. En todo momento, estamos siendo engañados por el conocimiento adquirido con nuestra percepción directa. En toda creación o fabricación de la mente, la cual es siempre engañadora, cambiante y vacilante. No podemos conocer nada acerca de la región trascendental, mediante nuestro limitado y pervertido método de observación y experimentación. Pero todos nosotros podemos prestar nuestros ansiosos oídos para recibir a través de ellos el sonido trascendental, transmitido desde aquella región a ésta a través del medio no adulterado de Śrī Gurudeva o Śrī Vyāsadeva. Por lo tanto, caballeros, debemos entregarnos hoy a los pies del representante de Śrī Vyāsaeva, para que se eliminen tods las diferencias que entre nosotros, engendradas por nuestra actitud poco sumisa. Se dice por consiguiente, en el Śrī Gītā [4.34]:
paripraśnena sevayā
upadekṣyanti te jñānaṁ
jñāninas tattva-darśinaḥ
«Tan sólo acércate al maestro espiritual sabio y genuino. Primero entrégate a él y trata de entenderlo mediante preguntas y servicio. Un maestro espiritual así de sabio habrá de iluminarte con conocimiento trascendental, pues él ya ha conocido la Verdad Absoluta».
Para recibir el conocimiento trascendental, debemos entregarnos por completo al veradero ācārya con un espíritu de ardientes preguntas y servicio. La verdadera ejecución de servicio. La verdadera ejecución de servicio para el Absoluto bajo la guía del ācārya, es el único vehículo mediante el cual podemos asimilar el conocimiento trascendental. La reunión de hoy para ofrecer nuestros humildes servicios y homenaje a los pies del Ācāryadeva, nos permitirá ser favorecidos con la capacidad de asimilar el conocimiento trascendental. tan bondadosamente transmitido por él a todas las personas, sin distinción.
Caballeros, estamos todos más o menos orgullosos de nuestra pasada civilización material, ahora mil veces superior que en aquellos días pasados. Se dice que estamos atravesando la era de la oscuridad, el Kali-yuga. ¿Qué esa oscuridad? La oscuridad no puede estar causada por retraso en conocimiento material, debido a que ahora tenemos más de él que anteriormente. Si no tenemos nosotros, en todo caso nuestros vecinos lo tienen en abundancia. Por lo tanto, hemos de concluir que la oscuridad de la era actual no se debe a una falta de avance material, ahora mil veces superior que en aquellos días pasados. Se dice que estamos atravesando la era de la oscuridad, el Kali-yuga. ¿Qué es esa oscuridad? La oscuridad no puede estar causada por retraso en conocimiento material, debido a que ahora tenemos más de él que anteriormente. Si no lo tenemos nosotros, en todo casi nuestros vecinos lo tienen en abundancia. Por lo tanto, hemos de concluir que la oscuridad de la era actual no se debe a una falta de avance material, sino a que hemos perdido la clave de nuestro avance espiritual, que es la necesidad primordial necesidad primordial de la vida humana, y el signo característico del más elevado tipo de civilización humana. El lanzamiento de bombas desde los aviones no constituye un avance de la civilización que supere a la primitiva e incivilizada práctica de dejar caer grandes piedras sobre las cabezas de los enemigos desde las cimas de las colinas. El progreso en el arte de matar a nuestros vecinos con el uso de ametralladoras y gases venenosos, verdaderamente no constituye un adelanto que aventaje al barbarismo primitivo, el cual se enorgullecía de su arte de matar con arcos y flechas. Ni tampoco el desarrollo de unsentido de egoísmo mimado demuestra algo muy diferente de todos esos estados, y, por lo tanto, en el Kaṭha Upaniṣad [1.3.14] hay un enfáico llamado, que dice:
prāpya varān nibodhata
kṣurasya dhārā niśitā duratyayā
durgaṁ pathas tat kavayo vadanti
«Por favor, despierta y trata de entender el don que ahora tienes en esta forma humana de vida. El sendero de la iluminación espiritual es muy difícil; es filoso como el borde de una navaja. Ésa es la opinión de los sabios, eruditos y trascendentalistas».
Así pues, mientras otros se encontraban todavía en el vientre de la historia, los sabios de India habían desarrollado un tipo diferente de civilización, que les permitía conocerse a sí mismos. Ellos habían descubierto que no somos en absoluto entidades materiales, sino que todos somos sirvientes del Absoluto, indestructibles, permanentes y espirituales. Pero debido a que, en contra de nuestro buen juicio, hemos escogido el identificarnos por completo con esta existencia material actual, nuestros sufrimientos se han multiplicado de acuerdo con la ley inexorable del nacimiento y la muerte, con sus consecuentes enfermedades y ansiedades. Estos sufrimientos no pueden ser realmente mitigados con nada que la felicidad material provea, debido a que la materia y el espíritu son elementos completamente diferentes. Es igual que si uno sacara del agua a un animal acuático y lo pusiera en la tierra, suministrándole toda clase de felicidad allí disponible. Los mortales sufrimientos del animal no pueden ser aliviados en absoluto hasta que sea sacado del medio ambiente ajeno. El espíritu y la materia son cosas completamente opuestas. Todos nosotros somos entidades espirituales. No podemos tener felicidad perfecta, que es nuestro patrimonio, por mucho qye nos entrometamos en los asuntos de las cosas mundanas. La felicidad perfecta puede ser nuestra, sólo cuando seamos reinstituidos en nuestro estado natural de existencia espiritual. Ése es el mensaje característico de nuestra antigua civilización hindú, ese es el mensaje del Gītā, ése es el mensaje de los Vedas y los Purāṇas, y ése es el mensaje de todos los verdaderos ācāryas de la línea del Señor Caitanya, entre ellos, nuestro actual Ācāryadeva.
Caballerosm si bien ha sido en forma imperfecta que hemos podido por la gracia de nuestro Ācāryadeva, Oṁ Viṣṇupāda Paramahaṁsa Parivrākācārya Śrī Śrīmad Bhaktisiddhānta Sarasvatī Gosvāmī Mahārāja, entender sus sublimes mensajes, hemos de admitir que nos hemos dado cuenta definitivamente de que el divino mensaje que proviene de sus sabios labios es el apropiado para la sufrida humanidad. Todos nosotros debemos oírlo pacientemente. Si escuchamos el sonido trascendental sin oposición innecesaria, con toda seguridad él será misericordioso con nosotros. El mensaje del Ācārya tiene por objeto llevarnos de vuelta al hogar original, de vuelta a Dios. Permítaseme repetir, por lo tanto, que debemoa oírlo a él pacientemente, seguirlo en la medida de nuestra convicción, y postrarnos a sus pies de loto, para librarnos de nuestra actual e infundada mala voluntad hacia el servicio del Absoluto y de todas las almas.
Del Gītā aprendemos que, incluso después de la destrucción del cuerpo,. el ātmā, o el alma, no es destruida; siempre es la misma, siempre nueva y fresca. El fuego no pude quemarla, el agua no puede disolverla, el aire no puede secarla, y la espada no puede matarla. Es perpetua y eterna, y eso también se confirma en elŚrīmad-Bhāgavatam [10.84.13]:
sva-dhīḥ kalatrādiṣu bhauma ijya-dhīḥ
yat-tīrtha-buddhiḥ salile na karhicij
janeṣv abhijñeṣu sa eva go-kharaḥ
«Todo aquel que cree ser este saco corporal constituido por tres elementos [bilis, moco y aire], que se siente atraído por tener una relación íntima con su esposa e hijos, que considera su tierra digna de adoración, que se baña en las aguas de los sagrados lugares de peregrinaje pero que nunca saca provechode aquellas personas que verdaderamente poseen conocimiento – no es más que un asno o una vaca».
Desafortunadamente, en estos días todos nos hemos vuelto tontos por hacer caso omuso de nuestra verdadera comodidad, e identificar la jaula material con nosotross mismos. Hemos concentrado toddas nuestras energías en el mantenimiento sin sentido de la jaula material sólo por el bien de ella, haciendo caso omiso por completo del alma que se encuentra cuativada dentro. La jaula es la ruina del pájaro; el pájaro no está destinado a velar por el bien de la jaula. En consecuencia, examinemos esto profundamente. Todas nuestras actividades están ahora dirigidas hacia el mantenimiento de la jaula y lo más que hacemos es tratar de darle algo de comer a la mente mediante el arte y la literatura. Pero no sabemos que esta mente es también material en una forma más sutil. Eso se declara en el Gītā [7.4]:
khaṁ mano buddhir eva ca
ahaṅkāra itīyaṁ me
bhinnā prakṛtir aṣṭadhā
«Tierra, fuego, agua, aire, cielo, mente, inteligencia y ego, todos estos constituyen Mis energías separadas».
Escasamente hemos tratado de darle algo de comer al alma, que es distinta del cuerpo y la mente. Por lo tanto, todos nos estamos suicidando en el propio sentido del término. El mensaje del Ācāryadeva tiene por objeto darnos una advertencia para que detengamos dichas actividades erróneas. En consecuencia, postrémonos a sus pies de loto, por la misericordia y bondad pura que nos ha otorgado.
Caballeros, ni por un momento crean que mi Gurudeva quiere frenar po completo la civilización moderna – una hazaña imposible. Más aprendamos de él el arte de sacar el mayor provecho de un mal negocio, y entendamos la importancia de esta vida humana, que es adecuada para alcanzar el desarrollo más elevado de la conciencia verdadera. El mejor uso que se le puede dar a esta rara vida humana, no debe ser pasado por alto. Como se dice en el Śrīmad-Bhāgavatam [11.9.29]:
mānuṣyam artha-dam anityam apīha dhīraḥ
tūrṇaṁ yateta na pated anu-mṛtyu yāvan
niḥśreyasāya viṣayaḥ khalu sarvataḥ syāt
«Esta forma humana de vida se adquiere después de muchos y muchos nacimientos, y a pesar de que no es permanente, puede ofrecer los benefcicios más elevados. Así que, un hombre serio e inteligente debe tratar de inmediato de cumplir su misión y alcanzar el beneficio más elevado de la vida, antes de que ocurra otra muerte. Él debe evitar la complacencia de los sentidos, que está disponible en todas las circunstancias».
No malgastemos esta vida humana en la vana búsqueda de disfrute material, o, en otras palabras, para sólo comer, dormir, temer, y ejecutar actividades sensuales. El mensaje del Ācāryadeva queda expresado con las palabras de Śrī Rūpa Gosvāmī [Bhakti-rasāmṛta-sindhu 1.2.255, 26]:
yathārham upayuñjataḥ
nirbandhaḥ kṛṣṇa-sambandhe
yuktaṁ vairāgyam ucyate
hari-sambandhi-vastunaḥ
mumukṣubhiḥ parityāgo
vairāgyaṁ phalgu kathyate
«Se dice que uno se encuentra situado en la orden de vida de completa renuncia, si vive de acuerdo con el proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Debe estar exento de apego por la complacencia de los sentidos, y debe aceptar sólo lo necesario para el mantenimiento del cuerpo. Por otra parte, aquel que renuncia a cosas que podrían utilizarse en el servicio de Kṛṣṇa, bajo el pretexto de que dichas cosas son materiales, no practica completa renunciación».
El significado de estos ślokas, sólo puede ser comprendido en virtud del pleno desarrollo de la porción racional de nuestra vida, y no de la porción animal. Sentándonos a los pies de Ācāryadeva, tratemos de entender mediante esa fuente trascendental de conocimiento, qué somos, qué es este universo, qué es Dios, y cuál es nuestra relación con Él. El mensake del Señor Caitanya es el mensaje para las entidades vivientes, y es el mensaje del mundo viviente. El Señor Caitanya no se preocupó por la elevación de este mundo muerto, apropiadamente llamado Martyaloka, el mundo donde todo está destinado a morir. Él apareció ante nosotros hace cuatroscientos cincuenta años para hablarnos un poco acerca del universo trascendental, donde todo es permanente, y donde todo está destinado a servir al Absoluto. Pero recientemente, el Señor Caitanya hha sido mal representado por unas personas inescrupulosas, y la filosofía más elevada acerca del Señor ha sido interpretada erróneamente, como el culto del tipo más bajo de sociedad. Nos complace anunciar esta noche, que nuestro Ācāryadeva, con su acostumbrada bondad, nos salvó de esa horrible clase de degradación, y, por lo tanto, nos postramos a sus pies de loto con toda humildad.
Caballeros, hha constituido una manía de la sociedad culta (o inculta) de hoy en día, atribuirle a la Personalidad de Dios, únicamente carácterísticas impersonales, y aniquilarlo al declarar que carece de sentidos, de forma, de actividad, de cabeza, de piernas y de disfrute. Ese también ha constituido el placer de los eruditos modernos, debido a su total carencia de guía apropiada y de verdadera instrospección en el ámbito espiritual. Todos esos empíricos piensan parecido: todas las cosas que pueden disfrutarse deben ser monopolizadas por la sociedad humana, o por sólo una clase en particular, y el Dios impersonal debe ser un mero abastaecedor de pedidos para sus hazañas caprichosas. Estamos felices de haber sido librados de ese horrible tipo de enfermedad, la la misericordia de Su Divina Gracia Paramahaṁsa Parivrākācārya Bhaktisiddhānta Sarasvatī Gosvāmī Mahārāja. Él es quien ha abierto nuestro ojos, y él es nuestro padre eterno, nuestro preceptor eterno, y nuestro guía eterno. Postrémonos pues a sus pies de loto en este día auspicioso.
Caballeros, si bien somos como niños ignorantes en lo referente al conocimiento de la Trascendencia, aún así Su Divina Gracia, mi Gurudeva ha encendido un pequeño fuego dentro de nosotros para disipar la invencible oscuridad del conocimiento empírico. Nos encontramos ahora tan a salvo, que ninguna cantidad de argumentos filosófico presentados por las escuelas empíricas del pensamiento, puede desviarnos ni siquiera un centímetro de la posición de nuestra eterna dependencia de los pie de loto de Su Divina Gracia. Además, estamos dispuestos a desafiar a los estudiosos más eruditos de la escuela māyāvāda, y demostrarles que sólo la Personalidad de Dios y Sus pensamientos trascendentales en Goloka constituyen la información sublime de los Vedas. Hay indicaciones explícitas de esto en el Chāndogya Upaniṣad [8.13.1]:
śavalāc chyāmaṁ prapadye
«Para recibir la misericordia de Kṛṣṇa, me entrego a Su energía (Rādhā), y para recibir la misericordia de Su energía, me entrego a Kṛṣṇa». También en El Ṛg Veda [1.2.22.20], se dice:
sadā paśyanti sūrayaḥ
divīva cakṣur ātatam
viṣṇor yat paramaṁ padam
«Los pies de loto del Señor Viṣṇu son el objeto supremo de todos los semidioses. Esos pies de loto son tan ilumonadores como el Sol del cielo».
La pura verdad tan vívidamente explicada en el Gītā, que es la lección principal de los Vedas, no la entienden, y ni siquiera la sospechan, los más poderosos eruditos de las escuelas empíricas. Aquí yace el secreto de Śrī Vyāsa-pūjā. Cuando meditamos en los pasatiempos trascendentales del Dios Absoluto, nos enorgullecemos de sentir que somos Sus servidores eternos, y nos llenamos de júbilo y bailamos con alegría. Toda gloria a mi divino maestro, pues él es quien, movido por su incesante flujo de misericordia, ha provocado en nosotros semejante movimiento de existencia eterna. Postrémosnos a sus pies de loto.
Caballetos, de no haber aparecido él ante nosotros para liberarnos de la esclavitud de este craso engaño mundano, con toda seguridad hubiéramos permanecido durante muchas vidas y eras en la oscuridad del cautiverios impotente. De no haber aparecido él ante nosotros, no habríamos podido entender la verdader eterna de la enseñanza sublime del Señor Caitanya. De no haber aparecido él ante nosotros, no hubiéramos podido coonocer la importancia y significado del primer śloka de La Brahma-saṁhita:
sac-cid-ānanda-vigrahaḥ
anādir ādir govindaḥ
sarva-kāraṇa-kāraṇam
«Kṛṣṇa, quien es conocido como Govinda, es el Dios Supremo. Él tiene un cuerpo espiritual eterno y lleno de bienaventuranza. Él es el origen de todos. Él no tiene ningún otro orígen aparte de Sú, y Él es la causa primordial de todas las causas».
En lo personal, no tengo esperanza alguna de ejecutar ningún servicio directo por los millones de nacimientos venideros de mi jornada por la vida, pero tengo confianza en que un día u otro habré de ser liberado de este pantano de ilusión en el cual me encuentro actualmente tan profundamente sumergido. Por lo tanto, permítaseme con toda mi sinceridad orar a los pies de loto de mi divino maestro, pidiéndole que me deje sufrir lo que tengo destinado debido a mis pasadas malas acciones, pero que me permita tener el poder de recordar lo siguiente: que no soy nada más que un diminuto sirviente del Absoluto y Todopoderoso Dios, lo cual he entendido a través de la inquebrantable misericordia de mi divino maestro. Permítaseme, pues, postrarme a sus pies de loto, con toda la humildad que poseo.
Por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda
Fundador y Actual Ācārya (maestro espiritual iniciador) del movimiento Hare Krishna
“Si me marcho, no hay causa de lamentación. Siempre estaré con ustedes a través de mis libros y mis ordenes. Siempre permaneceré con ustedes de esa forma.”
(Mayo 5, 1977)
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