La verdad y la belleza

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Śrīla Prabhupāda publicó por vez primera este ensayo en la India, en la antigua versión de su revista De Vuelta al Supremo (20 de noviembre de 1958), que en ese entonces se imprimía quincenalmente. Contiene la inolvidable historia de «La belleza líquida», en la que Śrīla Prabhupāda expone dramáticamente el principio que yace tras la atracción sexual humana. Esta exposición iluminadora acerca de la naturaleza de la verdad y la belleza es perdurable y sorprendentemente a propósito para aquellos que buscan el «yo interno».

Puede que a veces se discuta si «la verdad» y «la belleza» son términos compatibles. Podríamos decir que aceptaríamos de buena gana expresar la verdad, pero ya que ésta no es siempre bella – en efecto, frecuentemente resulta bastante chocante y desagradable – , entonces, ¿cómo podremos expresar al mismo tiempo la verdad y la belleza?

En respuesta, podemos informar a todos los interesados que «la verdad» y «la belleza» son términos compatibles. En realidad, podemos afirmar enfáticamente que la verdad auténtica, que es absoluta, siempre es hermosa. La verdad es tan hermosa, que atrae a todos, incluso a la verdad misma. La verdad es tan hermosa, que muchos sabios, santos y devotos lo han dejado todo por ella. Mahatma Gandhi, un ídolo del mundo moderno, dedicó su vida a experimentar con la verdad, y todas sus actividades se dirigieron únicamente a ella.

¿Por qué sólo Mahatma Gandhi? Todos tenemos el impulso por buscar únicamente la verdad, ya que la verdad no sólo es hermosa, sino también todopoderosa, supremamente ingeniosa, supremamente famosa, supremamente renunciada y omnisciente. 

Por desgracia, la gente no tiene ninguna información acerca de la verdad auténtica. En efecto, el 99,9 por ciento de los hombres de las diversas sendas de la vida sólo persiguen lo falso en nombre de la verdad. En realidad, estamos atraídos por la belleza de la verdad, pero desde tiempo inmemorial nos hemos acostumbrado a amar la falsedad, la cual parece verdad. Por todo ello, para el hombre mundano, «la verdad» y «la belleza» son términos incompatibles. Se puede explicar la verdad y belleza mundanas de la siguiente manera.

Había una vez un hombre poderoso y robusto, pero de mala reputación, que se enamoró de una hermosa joven. Ella no sólo era de apariencia hermosa, sino que también era santa, y, por consiguiente, no le gustaban las insinuaciones amorosas de aquel hombre. Sin embargo, él insistía debido a sus deseos lujuriosos, y, finalmente, ella le pidió que esperara únicamente siete días, y fijó el momento en que podían encontrarse. Él accedió, y estuvo esperando con gran expectativa el momento señalado.

Sin embargo, a fin de manifestar la verdadera belleza de la verdad absoluta, la santa doncella adoptó un método muy instructivo. Tomó grandes dosis de laxantes y purgantes, y durante siete días defecó y vomitó continuamente todo lo que comía. Además, guardó todo el excremento líquido y el vómito en recipientes adecuados. Debido a los purgantes, la joven supuestamente hermosa enflaqueció y se puso tan delgada como un esqueleto, su tez se ennegreció, y los hermosos ojos se le hundieron en las cuencas del cráneo. De ese modo, a la hora señalada, ella esperó ansiosamente la llegada del ávido caballero.

El hombre apareció en la escena elegantemente vestido y muy cortés, y le preguntó a la fea muchacha que esperaba ahí por la hermosa joven con quien se iba a reunir. Él no pudo reconocer que esa muchacha era la misma joven bella que buscaba; en efecto, aunque ella confirmó su identidad repetidamente, él no pudo reconocerla debido a su condición tan lastimosa.

Finalmente la muchacha le dijo al poderoso hombre que había separado los ingredientes de su belleza y que los había guardado en unos recipientes. También le dijo que él podía disfrutar de esos jugos de la belleza. Cuando el galán mundano pidió ver esos jugos de la belleza, ella lo envió al lugar en el que estaban guardadas las heces líquidas y los vómitos, los cuales despedían un olor intolerable. Así, él descubrió toda la historia del líquido de la belleza. Finalmente, por la gracia de la santa joven, este hombre de mala reputación pudo distinguir entre la sombra y lo tangible, y así recobró la razón.

La posición de este hombre es similar a la de todos los que estamos atraídos a la falsa belleza material. La joven antes mencionada tenía un cuerpo material bellamente formado de acuerdo con los deseos de su mente, pero en realidad ella era diferente del cuerpo y de la mente material y temporal. En efecto ella era una chispa espiritual, y así también lo era el amante que estaba atraído por su falsa piel.

Sin embargo, los intelectuales y los estéticos mundanos son engañados por la belleza y atracción externa de la verdad relativa, e ignoran la presencia de la chispa espiritual, que es simultáneamente verdad y belleza. La chispa espiritual es tan bella, que cuando abandona el cuerpo supuestamente bello, que en realidad está lleno de excremento y vómito, nadie quiere tocar dicho cuerpo aunque esté engalanado con un traje muy caro.

Todos andamos tras una verdad falsa y relativa, la cual es incompatible con la verdadera belleza. Sin embargo, la verdad auténtica siempre es hermosa, y conserva la misma belleza durante innumerables años. Esa chispa espiritual es indestructible. La belleza de la piel externa puede destruirse en unas cuantas horas con una simple dosis de algún fuerte purgante, pero la belleza de la verdad es indestructible y es siempre la misma. Desgraciadamente, los artistas e intelectuales mundanos ignoran la existencia de esta bella chispa de espíritu. Ellos tampoco conocen el fuego total que es la fuente de estas chispas espirituales, e ignoran las relaciones que hay entre las chispas y el fuego, relaciones que se manifiestan como pasatiempos trascendentales. Cuando esos pasatiempos se exhiben aquí por la gracia del Todopoderoso, los necios, que no pueden ver más allá de sus sentidos, confunden estos pasatiempos de verdad y belleza, con las manifestaciones de heces líquidas y de vómito antes descritas. Así, en su desesperación, preguntan, ¿cómo se pueden conciliar la verdad y la belleza simultáneamente?

Los materialistas no saben que la entidad espiritual total es la hermosa persona que lo atrae todo. Ellos ignoran que Él es la sustancia primigenia, la fuente primigenia, y el manantial de todo lo que existe. Las chispas espirituales infinitesimales, por ser partes integrales de ese espíritu total, son cualitativamente iguales a Él en belleza y eternidad. La única diferencia es que el todo es eternamente el todo, y las partes son eternamente las partes. Sin embargo, ambos constituyen la máxima verdad, la máxima belleza, el máximo conocimiento, la máxima energía, la máxima renunciación y la máxima opulencia.

La literatura que no describe la verdad y la belleza máximas es simplemente el depósito de heces líquidas y vómitos de la verdad relativa, aunque la haya escrito el poeta mundano o el intelectual mundano más grande de todos. La verdadera literatura es aquella que describe la verdad y la belleza máximas del Absoluto.

Por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda

Fundador y Actual Ācārya (maestro espiritual iniciador) del movimiento Hare Krishna
“Si me marcho, no hay causa de lamentación. Siempre estaré con ustedes a través de mis libros y mis ordenes. Siempre permaneceré con ustedes de esa forma.”

(Mayo 5, 1977)

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Kṛṣṇa Kiśora dāsa

En cada pueblo y aldea, al servicio de mi maestro espiritual Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda

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