Sin la misericordia de Nityananda no podemos alcanzar a Radha y Krishna

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En el Bhagavad-gītā (4.9), el Señor dice:

janma karma ca me divyam
evaṁ yo vetti tattvataḥ
tyaktvā dehaṁ punar janma
naiti mām eti so ’rjuna
 

«¡Oh, Arjuna!, aquel que conoce la naturaleza trascendental de Mi advenimiento y actividades, al abandonar el cuerpo no vuelve a nacer en este mundo material, sino que alcanza Mi morada eterna». Esta es la perfección más elevada de la vida, y es también el propósito del cuerpo humano. En el Śrīmad-Bhāgavatam (11.20.17), se dice:

nṛ-deham ādyaṁ sulabhaṁ sudurlabhaṁ
plavaṁ sukalpaṁ guru-karṇadhāram
mayānukūlena nabhasvateritaṁ
pumān bhavābdhiṁ na taret sa ātma-hā
 

El cuerpo de forma humana es una nave muy valiosa, y el maestro espiritual es el capitán, guru-karṇadhāram, que la guía en su travesía por el mar de la nesciencia. La instrucción de Kṛṣṇa es una brisa favorable. En la travesía del mar de la nesciencia debemos aprovechar todos estos recursos. El maestro espiritual es el capitán, de modo que debemos servirle con gran sinceridad, a fin de que, por su misericordia, podamos recibir la misericorida del Señor Supremo.

Una palabra significativa de este verso es acyuta-balaḥ. El maestro espiritual es, sin duda, muy misericordioso con sus discípulos; por ello, el devoto que le satisface recibe fuerza de la Suprema Personalidad de Dios. Śrī Caitanya Mahāprabhu dice: guru-kṛṣṇa-prasāde pāya bhakti-latā-bīja: Quien complace al maestro espiritual complace también a Kṛṣṇa, y recibe la fuerza necesaria para cruzar el océano de la nesciencia. Por lo tanto, la persona sincera en su deseo de ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios, debe adquirir la fortaleza necesaria complaciendo al maestro espiritual, ya que de ese modo obtiene el arma con la que vencer al enemigo, y recibe también la gracia de Kṛṣṇa. El arma del jñāna, por sí sola, es insuficiente. Es necesario afilarla sirviendo al maestro espiritual y siguiendo sus instrucciones. De ese modo, el candidato obtendrá la misericordia de la Suprema Personalidad de Dios. Generalmente, en las guerras, para vencer al enemigo hay que ayudarse de una cuadriga y unos caballos; una vez vencido el enemigo, podemos dejar la cuadriga y todo lo relacionado con ella. Del mismo modo, mientras tengamos un cuerpo humano, debemos emplearlo en toda su capacidad para obtener la perfección más elevada de la vida, que es ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios.

La perfección del conocimiento es, sin duda alguna, alcanzar la posición trascendental (brahma-bhūta). En el Bhagavad-gītā (18.54), el Señor dice:

brahma-bhūtaḥ prasannātmā
na śocati na kāṅkṣati
samaḥ sarveṣu bhūteṣu
mad-bhaktiṁ labhate parām
 

«Aquel que se establece en el plano trascendental percibe de inmediato el Brahman Supremo y se vuelve plenamente dichoso. Nunca se lamenta ni desea poseer nada. Tiene la misma disposición para con todas las entidades vivientes. Habiendo alcanzado ese estado, ofrece servicio devocional puro». El simple hecho de cultivar conocimiento, como hacen los impersonalistas, no nos permitirá liberarnos de las garras de māyā. Es necesario llegar al nivel del bhakti.

bhaktyā mām abhijānāti
yāvān yaś cāsmi tattvataḥ
tato māṁ tattvato jñātvā
viśate tad-anantaram
 

«Únicamente se Me puede comprender tal y como soy, como la Suprema Personalidad de Dios, por medio del servicio devocional. Y cuando, mediante esa devoción, se tiene plena conciencia de Mí, se puede entrar en el Reino de Dios» (Bg. 18.55). Mientras no se alcance la etapa del servicio devocional y la misericordia del maestro espiritual y de Kṛṣṇa, siempre habrá posibilidad de caer para recibir de nuevo un cuerpo material. Por eso Kṛṣṇa, en el Bhagavad-gītā (4.9), subraya:

janma karma ca me divyam
evaṁ yo vetti tattvataḥ
tyaktvā dehaṁ punar janma
naiti mām eti so ’rjuna
 

«¡Oh, Arjuna!, aquel que conoce la naturaleza trascendental de Mi advenimiento y actividades, al abandonar el cuerpo no vuelve a nacer en este mundo material, sino que alcanza Mi morada eterna».

La palabra tattvataḥ, que significa «en verdad», es muy importante. Tato māṁ tattvato jñātvā. A no ser que comprendamos verdaderamente a Kṛṣṇa por la misericordia del maestro espiritual, no seremos libres de abandonar el cuerpo material. En los śāstras se dice: āruhya kṛcchreṇa paraṁ padaṁ tataḥ patanty adho ‘nādṛta-yuṣmad-aṅghrayaḥ: Si dejamos de lado el servicio de los pies de loto de Kṛṣṇa, el mero hecho de cultivar conocimiento no nos bastará para liberarnos de las garras de la materia. Incluso si alcanzamos la etapa de brahma-padam y nos fundimos en el Brahman, mientras no tengamos bhakti, correremos el riesgo de caer. Debemos ser muy prudentes y protegernos del peligro de caer de nuevo al cautiverio material. Nuestra única garantía es alcanzar la etapa de bhakti, de la que es seguro que no caeremos. Entonces quedaremos libres de las actividades del mundo material. En resumen, y como afirma Śrī Caitanya Mahāprabhu, debemos ponernos en contacto con un maestro espiritual genuino perteneciente al paramparā consciente de Kṛṣṇa, pues, por su misericordia, y si seguimos sus instrucciones, Kṛṣṇa nos dará fuerza. Entonces, ocupados en servicio devocional, alcanzaremos el objetivo supremo de la vida, los pies de loto de Viṣṇu.

En este verso son significativas las palabras jñānāsim acyuta-balaḥ. Kṛṣṇa nos da jñānāsim, la espada del conocimiento, y cuando servimos al guru y a Kṛṣṇa para empuñar la espada de las instrucciones de Kṛṣṇa, Balarāma nos da fuerza. Balarāma es Nityānanda. Vrajendra-nandana yei, śacī-suta haila sei, balarāma ha-ila nitāi. Este bala, Balarāma, viene con Śrī Caitanya Mahāprabhu, y ambos son tan misericordiosos que, en la era de Kali, podemos refugiarnos fácilmente en Sus pies de loto. Ambos vienen con la misión especial de liberar a las almas caídas de esta era: pāpī tāpī yata chila, hari-nāme uddhārila: Su arma es el saṅkīrtana, el hari-nāma. Así pues, debemos aceptar la espada del conocimiento de manos de Kṛṣṇa, y ser fuertes con la misericordia de Balarāma. Por eso en Vṛndāvana estamos adorando a Kṛṣṇa-Balarāma. En el Muṇḍaka Upaniṣad (3.2.4), se dice:

nāyam ātmā bala-hīnena labhyo
na ca pramādāt tapaso vāpy aliṅgāt
etair upāyair yatate yas tu vidvāṁs
tasyaiṣa ātmā viśate brahma-dhāma
 

Nadie puede alcanzar el objetivo de la vida sin la misericordia de Balarāma. Por esa razón, Śrī Narottama dāsa Ṭhākura dice: nitāiyera karuṇa habe, vraje rādhā-kṛṣṇa pābe: Cuando se recibe la misericordia de Balarāma, Nityānanda, se pueden alcanzar fácilmente los pies de loto de Rādhā y Kṛṣṇa.

se sambandha nāhi yāra, bṛthā janma gela tāra,
vidyā-kule hi karibe tāra
 

Si no tenemos vínculos con Nitāi, Balarāma, de nada nos servirá ser grandes sabios eruditos o jñānīs, ni haber nacido en familias muy respetables. Por consiguiente, debemos vencer a los enemigos de la conciencia de Kṛṣṇa con la fuerza que recibimos de Balarāma.

Śrīmad-Bhāgavatam 7.15.45 – Significado

Por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda

Fundador y Actual Ācārya (maestro espiritual iniciador) del movimiento Hare Krishna
“Si me marcho, no hay causa de lamentación. Siempre estaré con ustedes a través de mis libros y mis ordenes. Siempre permaneceré con ustedes de esa forma.”

(Mayo 5, 1977)

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Kṛṣṇa Kiśora dāsa

En cada pueblo y aldea, al servicio de mi maestro espiritual Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda

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