Potencias interna y externa del Señor Supremo

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La existencia humana tiene por objeto llevar una vida sencilla con pensamientos elevados, Ya que todos los seres vivientes condicionados están bajo el control de la tercera energía del Señor, este mundo material está concebido de tal forma que uno esté obligado a trabajar. La Suprema Personalidad de Dios posee tres Energías o potencias primarias. La primera se llama antaraṅga-śakti, o sea la potencia interna La segunda se llama taṭastha-śakti, o sea la potencia marginal, La tercera se llama bahiraṅga-śakti, o sea la potencia externa. Estando subordinadas como sirvientas eternas de la Suprema Personalidad de Dios, las jīvātmās, o sea las entidades vivientes atómicas, tienen que permanecer ya sea bajo el control de la potencia interna o el de la externa, Cuando ellas están bajo el control de la potencia interna, exhiben su actividad natural y constitucional, a saber, dedicarse constantemente al servicio devocional del Señor En El Bhagavad-gītā (9.13) se afirma esto:

mahātmānas tu māṁ pārtha
daivīṁ prakṛtim āśritāḥ
bhajanty ananya-manaso
jñātvā bhūtādim avyayam


“¡Oh, hijo de Pṛthā! Aquellos que no están alucinados, las grandes almas, están bajo la protección de la naturaleza divina. Ellos se dedican completamente al servicio devocional pues Me reconocen como la original e inagotable Suprema Personalidad de Dios”.

La palabra mahātmā se refiere a aquellos que son compresivos, sin una mentalidad tullida. Las personas de mentalidad tullida, siempre ocupadas en satisfacer sus sentidos, a veces extienden sus actividades para hacer el bien a otras personas mediante algún “ismo”, tal como el nacionalismo, el humanitarismo o el altruismo, Puede que ellos rechacen la complacencia personal de sus sentidos de otros, tales como sus familiares, los miembros de su comunidad o de su sociedad-ya sea nacional o internacional, En realidad, todo esto es una complacencia extendida. Sólo se puede llamar mahātmā, o persona comprensiva, a aquel que complace los sentidos del Señor Supremo.

En el verso de El Bhagavad-gītā recién citado, las palabras daivīṁ prakṛtim se refiere al control que ejerce la potencia interna, o sea la potencia dadora de placer, de la Suprema Personalidad Dios. Esta potencia dadora de placer se manifiesta como Śrīmatī Rādhārāṇī, o como la expansión de Ella, Lakṣmī la diosa de la fortuna. Cuando las almas individuales jīva están bajo el control de la energía interna, su única actividad es satisfacer a Kṛṣṇa, o sea Viṣṇu. Ésa es la posición del mahātmā. Si uno no es un mahātmā, entonces es un durātmā, o sea una persona de mentalidad tullida, Tales durātmā, mentalmente tullidos son puestos bajo el control de la potencia externa del Señor, mahāmāyā.

Todas las entidades vivientes dentro de este mundo material están en realidad bajo el control de mahāmāyā, cuya tarea es someterla a las tres clases de sufrimientos: adhidaivika-kleśa (los sufrimientos que causan los semidioses, tales como las sequías, los sismos y las tormentas); adhibhautika-kleśa (los sufrimientos causados por otras entidades vivientes, tales como los insectos o los enemigos), y adhyātmika-kleśa (los sufrimientos causados por el cuerpo y la mente de uno, tales como las enfermedades físicas y mentales). Daiva bhūtātma-hetavah: las almas condicionadas sufren diversas dificultades, al estar sujetas a estos tres sufrimientos debido al control de la energía externa.

El principal problema al que se enfrentan las almas condicionadas es la repetición del nacimiento, la vejez, las enfermedades y la muerte. En el mundo material uno tiene que trabajar para mantener juntos el cuerpo y el alma, pero, ¿cómo realizar ese trabajo de manera que favorezca la ejecución del proceso de conciencia de Kṛṣṇa? Todo el mundo requiere posesiones tales como granos alimenticios, ropa dinero y otras cosas necesarias para mantener el cuerpo, pero uno no debe acumular más de lo que necesite para satisfacer sus verdaderas necesidades básicas, Si se sigue este principio natural, no habrá ninguna dificultad para mantener el cuerpo.

Las entidades vivientes inferiores de la escala evolutiva por arreglo de la naturaleza, no comen ni acumulan más de lo necesario. En consecuencia, en el reino animal generalmente no hay ningún problema económico ni escasez de los artículos de primera necesidad. Si se deja un saco de arroz en un lugar público, los pájaros vendrán a comer unos pocos granos y se irán. Sin embargo, el ser humano se llevará todo el saco. Él se comerá todo lo que le quepa en el estómago, y luego tratará de guardar lo que sobre. Según las Escrituras, está prohibido este acto de acumular más de lo necesario (atyāhāra). El mundo entero está sufriendo ahora debido a eso.

El acumular y comer más de lo necesario también ocasiona prayāsa, o sea un esfuerzo innecesario. Por disposición de Dios, cualquier persona de cualquier parte del mundo puede vivir muy pacíficamente si tiene alguna tierra y una vaca lechera. El hombre no necesita trasladarse de un lugar a otro para ganarse la vida, ya que puede producir granos alimenticios localmente y obtener leche de las vacas. Con eso se puede resolver todos los problemas económicos. Afortunadamente, el hombre ha recibido una inteligencia superior para cultivar conciencia de Kṛṣṇa, o sea la comprensión de Dios, su relación con Él, y la meta final de la vida: amor por Dios. Desafortunadamente, el supuesto hombre civilizado, sin darle importancia a la comprensión de Dios, utiliza su inteligencia para adquirir más de lo necesario y comer sólo para satisfacer la lengua. Por disposición de Dios, hay suficientes facilidades para producir leche y granos para los seres humanos de todo el mundo, pero en vez de usar su inteligencia superior para cultivar conciencia de Dios, los supuestos hombres inteligentes emplean mal su inteligencia produciendo muchas cosas innecesarias e indeseables. Si se le aconseja a la gente que no acumule demasiados bienes, ni coma en exceso, ni trabaje innecesariamente para adquirir comodidades artificiales, ellos pensarán que se les está aconsejando regresar a una forma de vida primitiva. A la gente generalmente no le gusta adoptar la vida sencilla con pensamientos elevados. Así es su desafortunada situación.

El objetivo de la vida humana es comprender a Dios, y el ser humano recibe una inteligencia superior para lograrlo. Los que creen que esta inteligencia superior tiene por objetivo alcanzar un estado superior, deben seguir las instrucciones de las Escrituras védicas. Cuando alguien recibe esas instrucciones dadas por las autoridades superiores, puede situarse realmente en el estado donde hay conocimiento perfecto, y darle un verdadero significado a la vida.

En El Śrīmad-Bhāgavatam (1.2.9) Śrī Sūta Gosvāmī describe de estas manera el dharma humano correcto:

dharmasya hy āpavargyasya
nārtho ’rthāyopakalpate
nārthasya dharmaikāntasya
kāmo lābhāya hi smṛtaḥ


“Ciertamente que el propósito de todas las actividades ocupacionales [dharma] es alcanzar la liberación final. Nunca deben efectuarse éstas para obtener una ganancia material. Además aquel que está dedicado al servicio ocupacional más elevado [dharma], no debe utilizar nunca la ganancia material para cultivar la complacencia de los sentidos”.

El primer paso de la civilización humana lo componen las actividades ocupacionales efectuadas según los mandatos de las Escrituras. La inteligencia superior del ser humano debe ser entrenada para que comprendan el dharma básico, En la sociedad humana existen diversos conceptos religiosos descritos como hindú, cristiano, hebreo, mahometano, budista, etc., ya que sin religión, la sociedad humana no es mejor que la sociedad animal.

Como se afirmó antes (dharmasya hy āpavargyasya nārtho ‘rthāyopakalpate), la religión existe para alcanzar la emancipación, y no para conseguir pan. A veces la sociedad humana manufactura algún supuesto sistema de religión encaminado a lograr el progreso material, pero eso está lejos del objetivo del dharma verdadero. Religión significa comprender las leyes de Dios, ya que la ejecución correcta de estas leyes lo conduce a uno finalmente fuera del enredo material. Ése es el verdadero propósito de la religión. Desafortunadamente la gente adopta la religión para prosperar materialmente, esto debido a atyāhāra, o sea un deseo excesivo por alcanzar esa prosperidad. Sin embargo, la verdadera religión educa a la gente para que esté satisfecha con lo indispensable en la vida mientras cultiva conciencia de Kṛṣṇa. Aunque necesitamos el desarrollo económico, la verdadera religión lo permite únicamente para que provea lo más indispensable de la existencia material. Jivasya tattva jijñāsā: el verdadero propósito de la vida es preguntar sobre la Verdad Absoluta. Si nuestro esfuerzo (prayāsa) no es para preguntar acerca de la Verdad Absoluta, únicamente incrementaremos el esfuerzo por satisfacer mis necesidades artificiales. El aspirante espiritual debe evitar el esfuerzo mundano.

Otro impedimento es prajalpa, el hablar innecesariamente. Cuando nos reunimos con algunos amigos, de inmediato comenzamos a hablar innecesariamente, lo cual suena igual a unos sapos que croan. Si tenemos que hablar, debemos hablar acerca del movimiento de conciencia de Kṛṣṇa. Aquellos que no pertenecen al movimiento de conciencia de Kṛṣṇa se interesan en leer montones de periódicos, revistas y novelas, en resolver crucigramas, y en hacer muchos otros disparates. De este modo la gente simplemente pierde su valioso tiempo y energía. Los ancianos de los países occidentales, retirados de la vida activa, juegan a los naipes, pescan, ven televisión y tienen debates sobre ideas sociopolíticas inútiles. Todas estas actividades frívolas y otras más, están incluidas dentro de la categoría de prajalpa. Las personas inteligentes interesadas en desarrollar conciencia de Kṛṣṇa, nunca deben participar en tales actividades.

El término jana-saṅga se refiere a asociarse con personas que no están interesadas en desarrollar conciencia de Kṛṣṇa. Uno debe evitar estrictamente semejante compañía. Por eso Śrīla Narottama dāsa Ṭhākura nos ha recomendado vivir sólo en compañía de los devotos conscientes de Kṛṣṇa (bhakta-sane vāsa). Uno siempre debe dedicarse a servir al Señor en compañía de los devotos del Señor. El asociarse con gente dedicada a un tipo similar de actividad es muy conducente a progresar en dicha actividad. En consecuencia, las personas materialistas forman diversas asociaciones y clubes para intensificar sus esfuerzos. Por ejemplo, en el mundo de los negocios encontráramos instituciones tales como la bolsa de valores y la cámara de comercio. En forma similar, nosotros hemos establecido la Sociedad Internacional para la Conciencia de Kṛṣṇa, para darle a la gente la oportunidad de asociarse con aquellos que no han olvidado a Kṛṣṇa.

El Upadeśāmṛta – Texto 2

Por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda

Fundador y Actual Ācārya (maestro espiritual iniciador) del movimiento Hare Krishna
“Si me marcho, no hay causa de lamentación. Siempre estaré con ustedes a través de mis libros y mis ordenes. Siempre permaneceré con ustedes de esa forma.”

(Mayo 5, 1977)

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Rādhā-kuṇḍa dāsī

Abre mis ojos enceguecidos y llena mi corazón de conocimiento trascendental.

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