Discurso en Festival Laurel Hurst Park
Portland, Oregon—Junio 1, 1975
Lo que realmente está mal en América es que estamos ocupando nuestro tiempo en crear necesidades artificiales: cosas que realmente no necesitamos para nuestro cuerpo o nuestra mente, y qué decir de nuestra conciencia o nuestra alma. Así que una vida de yoga significa una vida de control de los sentidos y de la mente—vivir simple y controlar el cómo usamos esta herramienta, como usamos este cuerpo. La primera enseñanza del yoga es que este cuerpo es solamente un vehículo; no es mi yo. No soy negro o blanco. No soy hermoso o feo. No soy hombre o mujer. No soy joven o viejo. No soy Americano o Indio. No soy rico o pobre. Estas son designaciones corporales; estas son las cosas que nos mantienen aparte uno del otro, ¿no lo son? Estas son las cosas por las que se libran las guerras. Vean, estas son las cosas sobre las que se desarrolla el prejuicio. Estas son las cosas por las que, de hecho, todas las ansiedades se desarrollan, estos falsos egos corporales, estas designaciones corporales—Oh soy negro, soy blanco, soy Cristiano, soy Judío, soy joven, soy viejo, soy hermoso, soy feo, soy esto, soy aquello. Pero no soy estas cosas.
Solo, así como digo esta es mi mano, este es mi brazo, este es mi estomago, esta es mi cabeza, estos son mis pensamientos—¿pero en dónde está ese “yo” que está diciendo mi mano, mi pierna, mi estomago, mis pensamientos? Ese “yo” estaba ahí cuando tenía un cuerpo de 10 años. Cuando tenía pensamientos de alguien de 10 años, pensaba que era Davy Crockett. ¿Lo ven? Pero eso ha cambiado, el cuerpo ha cambiado, y mi ego, mi sentido de identidad, también ha cambiado. Pero “yo”, el que está observando estos cambios de cuerpo, estos diferentes cambios de mente, ese “yo”, yo mismo, mi conciencia, esa ha estado allí y continuará conforme cambie, 80 años, 90 años, y de nuevo y de nuevo y de nuevo.
Esa conciencia es la verdadera cosa hermosa en todos aquí, ¿no es así? Tan solo vean alrededor suyo, es vida, ¿no es así? El pasto en el que están sentados, los arboles que hacen que la atmósfera aquí sea tan agradable, las personas que están sentadas junto a ti, tus amados, tus hijos, tu esposa, tu esposo, tu madre, tu padre—es la vida lo que lo hace hermoso, ¿no es así? Porque supongamos que le quitemos la vida a este árbol. Supongamos que le quitemos la vida a este cuerpo, que le quitemos la vida al cuerpo de tu hijo, o de tu esposa, o tu esposo—¿Aun así quisieras ese cuerpo? ¿Alguien aquí estará feliz de llevarse a su hermosa esposa, su hermoso esposo a casa si no hubiera vida en ese cuerpo? No, tu quisieras dejar el cuerpo justo aquí cerca de 6 pies bajo tierra, ¿no es así? Porque el cuerpo no es la cosa que nos atrae; no es la cosa que amamos en los demás. La cosa que amamos, la cosa que nos atrae a esta atmósfera, el uno al otro, es la conciencia, esa fuerza viviente. Y no es negra, créanme, no es blanca, no es joven, no es vieja, no es hombre o mujer, no es hermosa o fea. Está muy lejos de estas designaciones burdas.
Se llama sat-cit-ānanda, es eterna, llena de conocimiento, y llena de bienaventuranza, pero justo ahora está limitada debido a nuestros apegos, porque meditamos demasiado en lo temporal. Por ejemplo, cuidamos este cuerpo, lavamos sus dientes, peinamos su cabello, cuando se estropea lo llevamos a la tienda corporal y lo parchamos y le ponemos pegamento, etc., y meditamos en él—lo miramos en el espejo y pensamos “Oh, esto es tan bonito, mi cabello, mi mentón, mis ojos.” Vean, y meditamos en el cuerpo de nuestra esposa, también, en el cuerpo de nuestro esposo, “Oh, ella es tan hermosa”, o “él es tan asombroso, habla con una voz tan profunda”, “ella habla tan dulcemente.” Y meditamos en estas designaciones corporales. Después hay niños, ¿cierto? “Oh, ¿no es tan tierno?” “¡goo, goo, goo, goo, goo, goo!”
Lo ven, la conciencia en realidad no necesita goo, goo, goo, goo, goo. Lo ven, y después tenemos al perro, “Oh, aquí Rover, lame mi cara.” De nuevo estamos meditando en mi perro, mi esposa, mi familia, mi país, y se continúa expandiendo. Ahora es mi país y tengo que extender mi energía a mis compatriotas estadounidenses y a mis compatriotas esto y mis compatriotas aquello. Esto se llama limitación de la conciencia. ¿Lo ven? Así es como limitamos nuestra conciencia eterna, bienaventurada y conocedora, por estas designaciones, por limitarla a estas designaciones. Así que liberémonos, ¿verdad? Liberemos nuestra conciencia de estas designaciones. Nadie quiere ser limitado, ¿verdad? Nadie quiere felicidad limitada, nadie quiere relaciones limitadas, realmente no quieres sentirte tenso conmigo, como yo no quiero sentirme tenso contigo, pero la única forma en que realmente podremos vivir juntos muy pacíficamente e íntimamente es si nos damos cuenta de lo hermoso que hay en el otro. Eso que nos hace igual con todos, eso que nos hace igual con las plantas, los árboles, los animales y todo lo demás, y eso es la conciencia.
Eso es lo hermoso que estamos desarrollando, y de eso se trata este festival. Estamos desarrollando conciencia. ¿Y cómo? Sentándonos juntos, bailando juntos, cantando juntos, comiendo juntos y sirviendo juntos. Tenemos que servir a algo, ¿no crees? Solo piénsalo por un minuto, tenemos que servir a nuestro estomago al menos, ¿verdad? Tenemos que ponerle algo de comida, ¿no? Tenemos que llenarlo. Ahora, ¿qué más tienes para servir? Pues tienes que servir a tantas cosas, tienes que servir a tu jefe, tienes que servir a tu recaudador de impuestos, tienes que servir a esto, tienes que servir a aquello, a tu esposa, a tus hijos, a tu esto, a tu eso, pero ¿Cuánto tiempo podemos seguir sirviendo estas cosas? ¿Cuánto tiempo podemos seguir sirviendo al estomago? Por unos minutos, eso es todo, luego pasar a servir a otra cosa. De esta manera nuestra mente está divagando, aceptando algo y rechazándolo, aceptando, rechazando, aceptando, rechazando—buscando placer ¿no es así? ¿Por qué sirvo a mi estomago? Estoy buscando la felicidad. ¿Por qué sirvo a mi esposa? Estoy buscando la felicidad. ¿Por qué sirvo a mis hijos? Para la felicidad. Estoy sirviendo porque quiero ser feliz, y sé que no hay otra forma de ser feliz que sirviendo.
Pero, ¿a qué servir que traerá la felicidad más alta, la felicidad ilimitada, que aún no hemos encontrado en este mundo material? Todo tiene un punto de saturación como nuestro estomago, como nuestra esposa, como nuestra familia, como nuestros ojos, oídos, nariz, nuestros genitales, también tiene un punto de saturación, ¿ves? ¿Cuánto tiempo podemos disfrutar de la vida sexual? Por algún tiempo, entonces tenemos que rechazarla y pasar a otra cosa. Porque tiene un punto de saturación como cualquier otra cosa. Pero hay un tipo de placer que no tiene punto de saturación, y que puede ser experimentado incluso por un niño si simplemente permite que su conciencia deje de aceptar, rechazar, aceptar, rechazar, y se fije en ese ilimitado placer interior, Hare. Todo el mundo puede decir eso, Hare. [¡Todos repiten Hare!] Ese placer ilimitado dentro.
Y si fijamos nuestra mente en este placer ilimitado, nos volveremos locos; en el sentido ordinario del término, nos volveremos locos porque la gente pensará: “¿Por qué está haciendo eso una y otra vez—Hare Kṛṣṇa Hare Rāma, Hare Kṛṣṇa Hare Rāma, por qué no dice Coca Cola, Coca Cola, Coca Cola, Coca Cola—por qué?” Prueba a cantar Coca Cola por un rato y verás por qué. Por un lado, vas a tener mucha sed y descubrirás que la palabra Coca Cola no va a saciar tu sed. Necesitas la sustancia; pero si cantas Hare Kṛṣṇa, Hare Rāma, Hare Kṛṣṇa, Hare Rāma una y otra vez, descubrirás que ese nombre y el objeto, esa reserva ilimitada de placer, son lo mismo—y por lo tanto, cualquier cosa que puedas obtener de la reserva de placer ilimitado, puedes obtenerla de esta vibración sonora, y por lo tanto estarás muy iluminado mientras cantas. Pensarás, “¡Puedo seguir haciendo esto por siempre!” y te volverás un loco yendo por las calles, ¡Hare Kṛṣṇa! ¡Hare Rama! ¡Hare Kṛṣṇa! ¡Hare Rama!
Es algo que puedes hacer por siempre—mientras estás en la cárcel puedes hacerlo, y no estarás en la cárcel, convertirás la cárcel en un lugar de autorrealización. ¿Lo ven? Cuando seas el presidente puedes hacerlo, y no serás el presidente, serás un yogī autorrealizado, realmente capaz de llevar a la gente al camino de la perfección en lugar de engañarlos. Ya no serás esposa ni esposo, ni blanco ni negro, ni joven ni viejo, ni hombre ni mujer, serás pura consciencia. Te verás a ti mismo y a todo como conciencia pura, y en esa etapa podrás ser realmente feliz—entonces podrás ver las cosas tal como son y no estar más ilusionado.
Así que esta es la cálida invitación de la Conciencia de Kṛṣṇa. No tiene nada que ver con negro o blanco, joven o viejo, o créanme, Cristiano o Judío o Hindú o algo por el estilo. Consideramos que estos son una parte tan importante del ego falso—Cristiano, Hindú, Judío—como lo hacemos con negro, blanco, joven, anciano, hombre o mujer. Porque ellos fueron delegados a este cuerpo—yo nací en una familia Cristiana, me llamo Cristiano; Nací en una familia Hindú, me llamo Hindú, así que debido a este cuerpo soy Hindú, debido a este cuerpo soy Judío, y si hubiera nacido hace un millón de años, ¿sería Hindú?, Cristiano o Judío? No. Pero seguiría siendo un sirviente, seguiría teniendo mi conciencia. ¿Lo ven? Supón que naces dentro de cien mil años ¿Vas a ser Cristiano, Hindú o Judío? No. Pero aún tendrás tu conciencia, aún tendrás que servir y aún querrás ser feliz.
Así que la verdadera religión, que subyace al Cristianismo, que subyace al Hinduismo, que subyace al Judaísmo, que fue enseñada por personas que no eran Cristianas, como Jesús—él no era Cristiano; y gente que no era Judía, como Moisés—él tampoco era Judío; y gente que no era Musulmana, como Hasrat Mohammed—él no era Musulmán; o gente que no era Budista, como el Señor Buddha—quien no es Budista tampoco, lo ven.
Estas fueron personas que realizaron la religión que subyace a las organizaciones que vinieron después de ellos, que luego se perdieron en su mayor parte. Esa realización se puede tener en cualquier momento, en cualquier lugar, en cualquier circunstancia—sin importar en qué designación se encuentre. Y esa realización es tu actitud de servicio amoroso. Al igual que, ¿qué dijo Jesús? Él dijo, “Ama a Dios con tu corazón, alma, mente y todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo. En esto están contenidas todas las leyes y los mandamientos.” Esa es la verdadera religión. ¿Lo ven? Eso es todo. Eso es todo en pocas palabras. ¿Lo ven? ¿Qué dice Kṛṣṇa? “Abandona todas las variedades de religión y entrégate a Mí, y te prometo que te protegeré de todo karma, de todas las reacciones de millones de nacimientos.” Eso es todo, entrégate, dale tu amor al Absoluto y a todos los seres vivos—entonces estás en la verdadera religión. Y no te llamarás a ti mismo Cristiano, ya no te llamarás Hindú, o Judío o esto o aquello porque realmente serás capaz de comunicarte con cada entidad viviente.
Así que esta es la cálida invitación en la Conciencia de Kṛṣṇa, que te des cuenta de esa hermosa naturaleza de ti mismo, que era la naturaleza de todas las grandes personalidades, de todas las almas liberadas. Tú y yo estamos destinados a ser almas liberadas. No estamos destinados a estar en estos egos falsos. No estamos destinados a estar en estos cuerpos y mentes limitadas. ¿Lo ven? Pero tenemos que hacer el mejor uso de ello. Es una gran herramienta, es una gran oportunidad, especialmente esta vida humana, para desarrollar nuestra conciencia. Kṛṣṇa dice: “Tú y yo pasamos por muchos, muchos nacimientos. Puedo recordarlos a todos, pero tú no puedes”. Así que muchas, muchas veces hemos nacido; por lo tanto, significa que estamos aprendiendo una lección, estamos aprendiendo cómo desarrollar nuestra conciencia hasta el punto en que podamos cumplir nuestros deseos, porque nadie quiere morir; todos quieren vivir, incluso una cucaracha. Vi a una el otro día corriendo tratando de escapar. Todo el mundo quiere vivir y nadie quiere estar enfermo, por eso se gastan millones de dólares en hospitales todos los años, porque nadie quiere estar enfermo—todos queremos estar en la perfección.
Y, naturalmente, nadie quiere ser miserable—y es por eso que estamos todos aquí en el parque, ¿verdad? Porque nadie quiere ser miserable, queremos disfrutar. Entonces queremos ser eternos, queremos estar llenos de conocimiento, por eso vamos a escuelas y universidades; nadie quiere ser ignorante. Y queremos ser dichosos. Esa posición, sat, eternidad, cit, conocimiento, ānanda, bienaventuranza—sat, cit, ānanda—ese es tu derecho. Eso eres tú. Eso eres tú mismo—eterno, lleno de conocimiento y bienaventuranza, en tu servicio, en tu amor por el Absoluto y todas las entidades vivientes. Esta es la Conciencia de Kṛṣṇa. No pienses que la Conciencia de Kṛṣṇa significa otra religión sectaria. No lo es. No estamos promoviendo una religión. No renuncié a todas las otras religiones cuando tenía 18 años, y a los 19 acepté esto. Ya rechacé las religiones organizadas. Esto no es eso. Esto no es lo que hace otro cabo de cuerda que no se ata al resto de ellas; esto es lo que une todos los extremos de la cuerda y los hace parecer muy sensatos. Por qué apareció Jesús, por qué apareció Buddha, por qué apareció Mahoma, por qué apareció Śaṅkarācārya, por qué apareció Caitanya. Hay millones de encarnaciones y todas ellas tienen su función.
Y este conocimiento, aunque parezca haber estado oculto durante miles de años, en realidad se revela. Si observas algunos de los libros que tenemos en exhibición, nuestro Maestro Espiritual ha traducido muy amablemente el antiguo conocimiento Sánscrito de la India al Inglés. Ese conocimiento, que estaba oculto en Sánscrito, que se buscaba como la fuente de la juventud, que se buscaba como la riqueza de Oriente, esa riqueza no era material. Por lo tanto, todos los que fueron a la India a conquistar y encontrar la fuente de la juventud y el depósito de la riqueza, todos se frustraron porque estaban buscando algo material y no lo era. Lo que escucharon, lo que vieron a través de las predicciones astrológicas de las estrellas, que había una gran riqueza en la India, era cierto. Pero no era una riqueza material. ¿Lo ven? Y por lo tanto permaneció oculto para ellos en este antiguo idioma Sánscrito. Así que esta es la invitación de la Conciencia de Kṛṣṇa, que aproveches esta riqueza escondida, esta fuente de la juventud que todos han estado buscando durante miles de años, y la consigas. Alcanza esa reserva de sat, cit, ānanda—eternidad, conocimiento y dicha.
Así que algunos de nosotros vivimos aquí en Portland, hay una comunidad en Hawthorne, ¿qué es? 2805 Hawthorne Street, es una hermosa comunidad. La estamos visitando. Mi nombre es Viṣṇujana Swami. He estado en este movimiento durante aproximadamente 7 años, y estamos viajando por todo el país en un gran autobús Greyhound—de hecho, está estacionado justo allí. Está arreglado como un templo por dentro, y llevamos todas estas cosas que salen de su vientre como un gran pez trascendental. Se monta en los campus universitarios. Se monta en escenas como Berkeley y también en Santa Cruz, California, diferentes partes de todo el país. Y se desarrolla un festival, como el que tenemos hoy. No es un autobús ordinario; se siente así, como un gigantesco pez trascendental que nada en este mundo material. Está saliendo y está invitando a otras personas subirse a bordo también.
Entonces, cualquiera de ustedes que desee salir de este océano de nacimiento y muerte, este océano de vejez y enfermedad, y entrar en nuestra atmósfera real—eternidad, conocimiento y bienaventuranza—nuestra invitación está abierta para todos ustedes: cantar, bailar, comer. No el de necesariamente unirse a nuestra religión, no afeitarse la cabeza, no ponerse túnicas, no hacer todas las cosas que hacemos, sino hacer lo que hicieron todas las grandes almas, cantar las glorias del Absoluto, bailando en éxtasis, y comiendo hermosos manjares primero ofrecidos con amor al Absoluto. Esa es nuestra invitación, no que te afeites la cabeza. ¿Lo ven? O que tienes que vivir en nuestra comunidad. No. Pero salgamos al parque, hagamos de este nuestro templo de ahora en adelante. Las iglesias permanecen cerradas toda la semana, así que también podríamos dejarlas cerradas, ¿saben? ¡No sirve de nada dejar salir a Dios una hora a la semana, dejar que eche un vistazo y luego llevárselo! encerrarlo de nuevo. ¡Mantenerlo encerrado y una vez a la semana, pop! Él sale. No…
Por Visnujana Swami
Este articulo aparece en el segundo número de nuestra revista De Vuelta A Krishna, puedes conseguir la versión desde aquí
Muy estimulante este texto.
Me hace pensar en lo que realmente soy y recordarlo, porque recordarlo es lo realmente importa, si lo olvido será letra muerta y mi tiempo que ocupé leyendo se irá, desperdiciado.
Todas las glorias a los devotos reunidos, todas las glorias a Srila Prabhupada Guru Mahārāja!