Traducción
Como a un delincuente arrestado por la policía para castigarlo, los yamadūtas arrestan a la persona que se ocupó en delictiva complacencia de los sentidos; lo atan por el cuello con una fuerte cuerda y cubren su cuerpo sutil, para que pueda soportar el severo castigo.
Significado
Toda entidad viviente está cubierta con un cuerpo denso y un cuerpo sutil. El cuerpo sutil es la cubierta de mente, ego, inteligencia y conciencia. En las Escrituras se dice que los alguaciles de Yamarāja cubren el cuerpo sutil del reo y lo llevan a la morada de Yamarāja para castigarlo de un modo que le sea posible tolerar. El reo no muere con ese castigo, pues si muriese, ¿quién sufriría el castigo? Los alguaciles de Yamarāja no van a darle muerte. De hecho, es imposible matar a la entidad viviente, porque en realidad es eterna; simplemente tiene que sufrir las consecuencias de sus actividades de complacencia de los sentidos.
En el Caitanya-caritāmṛta se explica el procedimiento de castigo. Antiguamente, los hombres del rey llevaban al delincuente en un bote al medio del río. Lo hundían sujetándolo por los pelos y metiéndolo completamente bajo el agua; cuando estaba prácticamente asfixiado, lo sacaban del agua y le permitían respirar durante un tiempo; entonces lo hundían de nuevo hasta casi asfixiarlo. Como se explicará en los siguientes versos, Yamarāja inflige castigos de ese tipo al alma olvidadiza.
Traducción
Abrumado por la situación, tiembla en manos de los alguaciles de Yamarāja. Los perros del camino lo muerden, y puede recordar las actividades pecaminosas de su vida. De esa manera, se siente terriblemente afligido.
Significado
De este verso se desprende que, mientras el reo va desde este planeta al de Yamarāja, arrestado por los alguaciles de Yamarāja, muchos perros le salen al encuentro, ladrándole y mordiéndole, tan solo para recordarle sus delictivas actividades de complacencia de los sentidos. En el Bhagavad-gītā se dice que cuando estamos poseídos por el deseo de complacencia de los sentidos, nos cegamos y perdemos nuestro buen juicio. Lo olvidamos todo. Kāmais tais tair hṛta-jñānāḥ. El que está demasiado atraído por la complacencia de los sentidos, pierde toda inteligencia y se olvida de que también tiene que sufrir las consecuencias. Aquí, la oportunidad de hacer recuento de sus actividades de complacencia de los sentidos se la dan los perros de Yamarāja. Mientras vivimos en el cuerpo denso, esas actividades de complacencia sensual cuentan incluso con el apoyo de las regulaciones de los gobiernos modernos. En todos los países del mundo, los gobiernos fomentan esas actividades mediante el control de la natalidad. A las mujeres se les dan píldoras, y se abren laboratorios clínicos para que puedan abortar. Eso es lo que ocurre como resultado de la complacencia de los sentidos. El verdadero propósito de la vida sexual es concebir buenos hijos, pero la gente no tiene control sobre los sentidos, y no existe ninguna institución que les eduque al respecto; por esa razón, la pobre gente cae víctima de las delictivas ofensas de la complacencia sensual, y después de morir, reciben castigos como los que se describen en estas páginas del Śrīmad-Bhāgavatam.
Śrīmad-Bhāgavatam 3.30.20-21
Por Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda
Fundador y Actual Ācārya (maestro espiritual iniciador) del movimiento Hare Krishna
“Si me marcho, no hay causa de lamentación. Siempre estaré con ustedes a través de mis libros y mis ordenes. Siempre permaneceré con ustedes de esa forma.”
(Mayo 5, 1977)
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